
Cuando Miuccia Prada,
comunista de toda la vida, se dedicó al frívolo mundo de la moda todo el mundo reverenció su talento. Dijeron que, “
sencillamente, va por delante de la moda”. Y, llevaban razón. Miuccia Prada triunfó en muy poco tiempo y, no fue un triunfo sino más bien una carrera con el éxito como meta. Cada temporada las voces se alzan contra Prada, unas veces Miuccia “
no ve” nada y saca a sus modelos sin partes de abajo porque “
no la gustaban”; otra temporada Miuccia decide que “
la belleza es el chic de la fealdad” y retoma aquella línea de bibliotecaria alzada, de aquellas faldas, icono de Prada donde los haya, a la rodilla con estampado años sesenta, en fashionista pero que sigue manteniendo esa sensualidad femenina escondida bajo una tonelada de tópicos y un twin set. La temporada siguiente decide que quiere “
lánguidos espectros fantasmales casi de otro mundo y más huraños que sociables” y, la siguiente decide que el encaje “
rancio, abolengo, decadente, de perdedores, de anciana, de Diógenes” tiene su punto. Son una especie de castrantes damas con toca, con velo, con austeridad lujosa. Son propuestas -casi- descabelladas -¿vendemos fealdad a quinientosdólares?- pero, temporada tras temporada consigue que todas las críticas y que, todas las fashion victims y fashionistas aplaudan sus veleidades de sangre roja.

¿Alguien se creía que ella, Miuccia, se había vendido al capitalismo? En el fondo se ríe temporada tras temporada de nosotros. Primero el mítico bolso de nylon negro con el triángulo de Prada, luego una obsesión por la fealdad, lo oculto, lo ajeno, lo alejado y lo escondido. No es una afición por lo oscuro sino más bien por lo sumergido. Es casi un trastorno. Suzy Menkes ha destrozado a la inteligente Miuccia Prada pero, Karl Lagerfeld ya lo dijo, “Suzy nos muestra con brillantez el porqué de sus críticas pero, luego las dobles páginas de publicidad pesan más y, el dinero le demuestra brillantemente a Suzy porqué está equivocada”. Volverá a pasar. Pero, esta vez con Prada. Porque Prada es Prada. La Firma.

La colección es interesante. Tiene una sensualidad implícita, un aire prohibido y un tanto retorcido por lo que, mantiene la línea tenebrosa y funesta que Prada estaba tomando en otras temporadas pero, a la vez avanza en el concepto de la firma creando una silueta a medio dibujar que está basada en la deconstrucción, en el trazo inicial, en lo natural. Es como el inicio de algo y, al mismo tiempo el final. Es más luminoso y poderoso que “una salida apresurada de casa del amante” y, más oscuro y tenebroso que un look sin crear o un epíteto de la moda actual. Es más bien una batalla conceptual contra el tiempo, el llanto del fracasado y la magnética historia del perdedor.

En realidad la colección de Prada lo que muestra es un imposible de otro tiempo, de otra época, de otra consistencia. Recuerda a aquel “femeninas pero no débiles” de los inicios de Prada con ese aspecto de “me preocupo pero hasta cierto punto” por eso llevo mi falda de mildólares sin planchar y me he medioabotonado la chaqueta. Cuando enseñan la lencería, vista claro, tiene un aspecto rígido, natural y casi prehistórico como si fuese una vuelta a la sensualidad oculta, a lo recóndito, a lo escondido y protegido. A lo que no desea ser descubierto. Las chaquetas presentan ojos de pez en la espalda, con el cabello recogido con mimo pero que, a la vez de evocar la desnudez erótica de la espalda parecen una pequeña perversión pues, la mano no alcanza a abrocharlos y se precisa ayuda externa.

El tema de controversia ha sido -entre otros- los accesorios del desfile que, han levantado ampollas. Literalmente. Primero fueron las caídas de las modelos, memorables; luego las caras de alivio en el backstage tras quedar “por los suelos” y, finalmente la crítica demoledora del Herald Tribune, Suzy Menkes qué mala eres y cómo mola el rulo tucánido. ¿No vendía Prada accesorios?; ¿Quién se ha cubierto de gloria? Ay Miuccia, cuidado… Aunque tú vendes con el nombre solo… Un poco como Franco Moschino cuando se reía de todos devorándolo todo con el logo o ilustrando con un helado sus creaciones tentando con un ¿aficionados a la moda, os coméis esto?.

La crónica de Suzy Menkes me parece muy acertada, habla de la colección perdida de Prada. Creo que era eso lo que Miuccia quería decir, quería hacernos ver… Una mujer que se pone la misma ropa que tenía arrugada y totalmente ajada; una mujer que camina en la noche a medio vestir tras escabullirse de la cama de su amante; una mujer que se encamina hacia lo desconocido armada con nada a primera hora de la mañana con su aire de dama en la mandíbula alzada y su actitud que, es lo único que le queda puesto que, todo el esplendor ha cesado. Es una Scarlatta O Hara moderna, ya no necesita cortinas. Sólo necesita actitud. ¿Medio vestida, apresurada, a medio coser? No, querida, es Prada. ¿Aspecto de mendiga, pisadas imposibles, zapatos que provocan llagas? No, querida, es Prada. Nos fascinan las historias de perdedores. Me fascinan. Es la pura decadencia… O, claro, la decadencia de Prada. Como siempre, Alea Jacta Est.