Annie Leibovitz, Alicia En El País De Las Maravillas

Annie Leibovitz acaba de recibir el premio Príncipe de Asturias y quizá su foto más famoso sea la de Yoko Ono, de negro y tumbada, y John Lenon, desnudo, en posición fetal, a su vera de 1980. Es habitual de Vogue USA y sobre todo de composiciones con bastante parafernalia, sin llegar al nivel de Tim Walker, claro, inspiradas en películas Disney como la de Aladdin o el reportaje de 2003 sobre Alicia en el País de las Maravillas, con estilismo de Grace Coddington. Otra foto suya muy famosa es la de Demi Moore, embarazada, posando desnuda para Vanity Fair porque los retratos de famosos siempre han sido su especialidad. Desde hace unos años, tras la muerte de Susan Sontag -su amante-, está en bancarrota y tiene un par de crías que le deben estar costando carísimas, a juzgar por sus cuentas. Quizá por eso ha sido acusada de ser demasiado comercial, de hacerlo todo sin importar el tipo de foto que sea y de haber perdido su toque. 

Al margen de esos dimes y diretes, el Príncipe de Asturias de Comunicación me parece merecido aunque sólo fuera por este editorial para Vogue de 2003 sobre Alicia en el País de las Maravillas. Hay algún documental o algún libro que cuenta cómo se hizo el dichoso reportaje y lo complicado que fue. Sin embargo, es tan hermoso, tan fantasioso, tan delicioso, tan tristemente único y efímero en la producción de Vogue -sobre todo en la actual- que está en el Olimpo de los reportajes de moda. Por cierto, cuando Grace Coddington cuenta en sus memorias cómo concibe ella la moda, cómo hace sus estilismos y que le gusta contar historias y no sólo fotografíar ropa, no hay más que abrir los ojos y ver para darse cuenta de que no sólo dice la verdad sino que es una verdad maravillosa. Qué hermosa y qué terrible es la nostalgia.