No Eres Richard Avedon

Puede sonar mal. No eres Avedon .No eres Meisel y no eres el pervertido-obsceno-obseso de Richardson. ¿Y qué? Ya, ya sé. Yo tampoco soy Anna Wintour, Carine Roitfeld o André Leon Talley. Pero yo no lo pretendo. Esto es mi mundo y no lo es. ¿Divertido o cruel? Yo soy yo pero no sé si tú eres tú. Da igual. Desconozco quién me lee. Vogue vende lujo, tú compras en Zara. Interesante. Yo también compro en Zara. Pero no pienso que llevo una chaqueta de Balenciaga. Esa es la diferencia. Sé que por setentaynuevenoventa puedo encontrar unos zapatos impresionantes que no me compraría si costasen setecientosnoventaynueve pero que, por ese precio, puedo arriesgarme a parecer una putadeesquina. Sin remordimientos. Y sin mentir, que yo soy liberal, no promiscua. Y ya sé que los zapatos nuevos no son de señorita decente. Ya lo sé. ¿Te crees que me importa?.

No eres Avedon. Duele. ¿Eh?. Yo tampoco soy Mata Hari, ni Rita, ni entiendo la máquina enigma. Impresionante. Ya lo dijo Warhol “lo más bonito de Florencia, es el restaurante McDonalds.” En serio, hay una nueva clase social. La Nueva Clase Media. Vogue, Zara, Prada. Marc Jacobs, H&M, Uterqüe. Carolina Herrera, Massimo Dutti, Starbucks. Impresionante. Es algo así como quien cree que ser “fashion” (estoy sintiendo escalofríos y hay treintaysiete grados a la sombra) es ir con tacones siempre. Sí claro. Por supuesto. Eso es la Moda.

Una vez leí que ahora ya no existiría Marx. Creo que eso es un error. Ya no existiría el socialismo científico. Pero el marxismo sí. Marx no quiso que pusiesen su nombre en su ideología. Ya, así es la vida. En el epitafio de Groucho Marx no pone “disculpen que no me levante” y, ¿qué?. Ahora lo bueno, todos compran lujo. Todos veneran Vogue. Todos saben de Moda. A todos les gusta la m(M)oda. Grande. Cory Kennedy es Musa, Agyness Deyn es La Modelo, Kate Moss es Icono. Hay gente que se pone calcetines de lana con los Manolos, que enseña la marca de las cosas que se compra, que pasea con bolsas vacías de marca. Sí, ya. En Tiffany´s hace años que venden las cajas azules. Duele ¿eh?. Es que todo está inventado.

La puerta de tu garaje, si tienes, no es el fondo de Dovima con los elefantes. Una casaca de látex y seda cortada al láser de Ghesquiére no es el mítico New Look de Dior. Un cubata no es un Martini. Un Malboro no es un Habano. Francia no es sólo París, Estados Unidos no es sólo Nueva York, Italia no es solo Milán y, España ni es tan castiza ni es tan diferente. O, en el fondo, sí que es tan castiza, sí que es tan diferente. Y el mundo es una capital. Y puede que, hasta Scott Schuman sea Avedon. Y, por cierto, es una lástima que no sea capaz de escribir esto en inglés. Pero es que no me sale. Se me muere algo. Ya dijo Napoleón que el español era el idioma de los dioses. Y, el inglés de los caballos.

Se me olvidaba, Carla Bruni no es Jacqueline Kennedy. Y Moet Chandom no es una marca de lujo. Y Desayuno con diamantes no es una historia feliz, ella acaba perdida por Sudamérica. Pero claro, era Capote. La versión edulcorada sí que es feliz. Gabardina, lluvia, beso. Casi como Casablanca. Sin Lazslo, sin Ilsa, sin Bogart. Sin De Gaulle, sin Petain, sin Vichy, sin París. Pero con Givenchy. ¿Hay una nueva clase social o no la hay?

Esas firmas han muerto. Antes nadie pensaba que una casa de moda sobreviviese a su creador. Acabaremos viendo Warhols por XYZ, girasoles en un Imperio Inditex del arte y Napoleones casados con medradoras de la burguesía. O, quizás ni sean Warhols porque no hay Eddies, solo estúpidos. Quizás no sean girasoles porque no es una flor la flor que se sabe bella pues “la rosa es bella porque desconoce su belleza” y, quizás no haya Napoleones pues, como dijera el Emperador “no es la estatura de los pies a la cabeza la que cuenta sino la estatura de la cabeza al cielo”. Sin DuBarries envueltas en Dior. Sin disfraces de socialité americana-griega, sin primeras Damas. Como diría Edith Piaf, “rien de rien”. ¿Pasado? A quién le importa. A mí no.