martes, octubre 16, 2007

Clichés De Marca


La maldición y el aplauso de la moda tiene nombre y, es cliché. EL cliché es memorable, reconocible, plausible o detestable. No acepta término medio, son caprichosos y dictadores. El cliché es una mezcla de halago y repudio, por un lado el cliché del binomio blanco y negro en Chanel es un it de la elegancia y el tono puntero de la moda pero, al mismo tiempo nos hace cuestionarnos la imaginación-trabajo-proyectos de Karl Lagerfeld. Ya decía Alber Elbaz que ¿Para qué un diseñador nuevo teniendo el histórico de Lanvin? Quizás haya demasiadas preguntas pero, sólo hay una respuesta.


Clichés hay de muchas formas, pueden ser los clásicos: el gibraltareño locuaz e imaginativo casi delirante e hiperactivo (Galliano); el belga gótico, oscuro, femenino, caduco, liviano y etéreo(Theyskens); el alemán estricto, rígido y severo que siempre será el rey(Lagerfeld); el inglés enfant terrible resucitador de la Fashion Week de Londres y amigo de tops tortuosas de caderas inexistentes(McQ); la diseñadora del escándalo con el cabello rojo fuego del infierno que se queja contra el terrorismo, el racismo y el gobierno de su Graciosa Majestad o que es devota del sexo libre de los sesenta ( y salvaje también)(Viviane); el americano con corte de celebrities, el siempre controvertido triángulo invertido culmen y cúspide de fashionistas (Prada) o, los excesos de la Más Grande en versión platino, con grandes escotes y guiños ochentenos (Donatella).


También hay clichés de otro tipo, clichés que nunca se sabe si vienen bien o son totalmente nefastos para la marca; que LV sea una constante en las calles sorprende y da risa al mismo tiempo; que Gucci sea recordada por el sexo duro, el porno chic y el siempre divo Tom Ford es escandaloso; que Karl Lagerfeld siempre reciba aplausos sea cual sea su trabajo tanto si mira a Francia, si se vende a América o si continúa en su mundo lírico de laurel y gloria reinterpretando y versionando; el cliché de fille terrible sumida en pisadas de color carmín combinadas con vestidos ceñidos y el flash de un papparazzí; o sencillamente el de modelo tortuosa y siempre it que cada paso es aplaudido y criticado a partes iguales pero que desemboca en un salario de siete cifras. ¿Quién sabe si buenos o malos?


Pero los clichés vienen de antiguo y no sólo de las etiquetas que Vogue (Carine-Anna) van impregnando, apoyando o derrocando temporada tras temporada. Es un cliché el contrato vitalicio de Karl en Chanel con sus caducas camelias pero también ese ansia imparable de Marc Jacobs por alcanzar el codiciado puesto. El cliché de Diablo acompaña a Wintour pero también el de líder de ventas, mecenas de la moda y diva de la publicación a pesar de que éstas queden opacadas por su tridente. No sólo hay clichés de éste tipo, también tenemos el cliché de la eterna leyenda inventada de Tod´s; o el del dúo dinámico de Audrey y Givenchy; no se sabe si el de Balenciaga como el arquitecto y creador de los volúmenes mágicos o el de tirano y cyrano. Eso sí, los clichés como la publicidad, aunque malos, son siempre buenos. Buenos y, perpetuos. ¿O sólo hace falta un Ghesquiére para olvidarlos? Claro que Ghesquiére también tiene su cliché.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

El odio a Lagerfeld ataca!

El artículo geñal...

Holly Golightly dijo...

Anónimo. No es odio, es sinceridad porque todo el mundo le aplaude cuando sus propuestas son ridículas. Un beso

Anónimo dijo...

Holy, nos puedes dar los nombres de los diseñadores que das una serie de características??

Gracias.

Buen blog.

Holly Golightly dijo...

Anónimo. Claro. Si quieres luego lo corrijo pero pensé que se entendían. Un beso

Anónimo dijo...

Qué es un cliché?

Anónimo dijo...

Vale, ponlos si puedes ;)

Gracias.

Holly Golightly dijo...

Anónimo. Un cliché es un estereotipo.

Los nombres de los modistos los voy a modificar ahora mismo. Un beso