Nos cuesta la moda que no es occidental -en el sentido de "clásico"-. Nos cuesta mucho. Nos cuesta la Escuela de Amberes, el concepto de Margiela y la hermosura de la pobreza consciente de Comme des Garçons. También Chalayan, también. Incluso McQueen -últimamente mártir de la moda-. Yohji Yamamoto, con su colección de primavera verano 2012, no es una excepción. Sin embargo, ¿no es la colección una pura balada a Occidente?
Tras la Semana de la Moda de París, se ha hablado mucho de la línea impecable del trabajo de Sarah Burton en McQueen, de la mediocridad insufrible de Dior, de la delicadez de Chanel y del tabú de la dulzura que Prada ha lanzado a la pasarela como hizo Poiret en los años 20 con colores que aparecieron como un montón de lobos fieros. En Louis Vuitton, las damas sadomasoquistas se convierten en crías subidas a un tiovivo y en Miu Miu y en Balenciaga la adolescencia y la sofisticación de las gentes trabajadoras afloran poco a poco, cuando se rasca entre capas. Sin embargo, con las colecciones "conceptuales" -o sea, distintas- son ignoradas sí o sí.
Y, sin embargo, yo encuentro que la colección de Yamamoto difícilmente puede ser más occidental. Hay algo fascinante en el prisma que Yamamoto toma para crear su colección. Me recuerda a la historia de la Maja vestida y la maja desnuda de Goya que estaban colocadas una encima de la otra y, cuando su prpietario levantaba el cuadro de la maja vestida, aparecía la mujer desnuda... la desvestía. Tan erótica. La construcción de la prenda a través de varias capas, los básicos con los que crea una enciclopedia de moda plegada -camisa blanca, pantalón negro y un vestido suelto- y el uso del color que es teatral y dramática sin ser en ningún momento presuntuoso. El púrpura no es papal, el blanco no es espiritual y el negro no es de luto. Apenas hay materia que nos lastre y eso que Yamamoto envuelve a sus mujeres en capas de ropa...
Sin embargo, a mí me transmite la idea de que la ropa no es más que la fina cáscara de un huevo. Una capa que nos tenemos que quitar. Un disfraz al fin y al cabo. Un... un no se qué que en Europa hemos perdido de tanto mirarnos al ombligo. La colección de Yamamoto me recuerda al Chanel de los orígenes de Coco cuando iba a las carreras con sus canotiers de paja y le sisaba a Etienne Balsan y a Boy Capel la ropa. Me recuerda a la Coco que no tenía ojos para nadie que no fuese el Gran Duque Dimitri y su hermana María -que cosía en su taller-. Me recuerda a la Gabrielle que se vestía de marinero con BendOr y se ponía un montón de collares de perlas. Incluso a la que se disfraza por París de nazi, de fulana y de Francia.
Quizá la colección sea un poco menos obvia de lo que esperamos normalmente. No está todo tan triturado como en las marcas de ropa occidentales. Sin embargo, a diferencia de otras colecciones, yo con esta tengo ganas de desvestirme. Y eso, es un buen principio.
8 comentarios:
Cielos,parecen sacadas de uno de esos cuadros que tratan del elogio revolucionario per se - Delacroix imagino,o algo peor aún - protagonistas de la cuarta o quinta parte de un "Novecento" redivivo de Bernardo Bertolucci, aunque Bertolucci esté ya para pocas bromas; todo un elogio a la prehistoria del siglo XX, eso parece, aunque los modistos estén siempre dále que te pego a eso,como el propio Mariano Fortuny lo estaba con sus pastiches clasicorros.
En cualquier caso, es correcta la idea,pues todos esos universos son coincidentes y tanto los revolucionarios como Delacroix, Fortuny o el propio Bertolucci gustaban de empelotar a las protagonistas de sus mitologías en cuanto la ocasión daba para ello - revolución pura y dura, que se dice.
Lo malo del caso es que ya va haciendo frío, pero nos buscaremos una batita, como si fuéramos una modelo de Klimt ¿Te parece...?
Mua.
Me gusta la idea de vestirse por capas pero no es siempre muy comercial... hay algo que no me gusta en la colec, y es el color moraduzco ese.
No sé, me gusta más Chanel. Incluso cuando es una caca... yo soy europeo y claro, eso tira. Es la cultura, como la Europa cristiana... luego uno puede ser ateo claro.
Variopaint. A mí me gusta el cuadro de la Libertad guiando el pueblo. :) Además, una verdad como un templo es que Europa es más romántica que ilustrada. Pese a quien pese. Fortuny tenía ciertas obsesiones -como todos los genios- pero, separando la aguja de la paja, su obra es genial en muchas ocasiones. También me gusta la colección de Yamamoto, de veras. Me cuesta todo lo que no es occidental en el sentido clásico pero me gusta. Me gusta me gusta. Me gusta mucho.
De todas formas, yo de las revoluciones pienso como Bismarck: " si tiene que haber una revolución, mejor ser los artífices que los sufridores". :) Mua
Anónimo. La educación tira... tira y tira. Pero es cierto que la necesitamos para crecer. Aunque no sea reglada, claro. No me refiero a poner puertas al campo... No. Hace unos años Miuccia Prada investigó en plan comercial con las superposiciones -vestido, camiseta y demás- y aunque a mi no me gustaba, tuvo mucho éxito. No duró. Pero tuvo éxito. Me gusta el concepto de Comme des Garçons. Y mucho. Mua también
Son unos vestidos demasiado pomposos...
http://www.laflorinata.com
LA Florinata. Vaya, a mí me gusta. Un beso
Holy vengo a hacerte la pelota.
Molas mil. Eres lo que más molas. No te enfades "plis", que tu sabes que me encantas.
Las prisas ciberneticas...
Wed. ¿No te lo habrás tomado en serio? Era broma, mujer. :) No tengo -tan mal- carácter. Mua queridísima
Publicar un comentario