Me viene ya pasando desde el pasado invierno, las mujeres de Elbaz que hasta hace un poquitín eran muy muy muy finas, muy muy rosas, muy muy Sofias Coppola con su Mariantonieta con tacones y sus Miss Dior Chérie con un gato de angora, se han ido convirtiendo en bohemias y elegantes parisinas que se crecen en las dificultades pese a que, de normal, como diría Proust, como hizo Saint Laurent a su Belle de Jour, se podían haber pasado la vida de carnaza cuando en realidad, las mujercitas de Lanvin son la guinda del pastel.
En cuanto París empezó a arder, la damisela pasó a conquistadora y los héroes se reclutaron entre los verdugos. De repente, los tacones estaban hechos para correr y las sonrisas para esperar la libertad que se estaba conquistando. De dulces, sagradas, meliflúas y un popco ñoñas parisians que soñaban con comer tarta de cerezas y parecer zarzamoras quedaba poco. Elbaz hizo que se dieran una vuelta por las arenas del tiempo de la historia, que defendieran con fiereza su patria, centímetro a centímetro, seduciendo a Holofernes el asirio si era necesario para salvar al pueblo, quedando -eso sí- sin mácula.
En esta colección de Lanvin, invierno 2011, Elbaz no propone nada que no haya visto, incluso nada que no haya visto en sus pasadas colecciones ni, nada que no haya visto entre sus trabajos. Rojo, negro, parisinas, vestidos, pliegues, negras yvesaintlaurentianas, blancas de piel de porcelana y delgadas, delicadas, frágiles mujeres que bajo su cuerpo de maniquí esconden un corazón con pasiones. Sin duda, lo interesante son los accesorios. Lo que uno añade a lo que Dios -amablemente o no- le da.
Veo bastante, en este caso, de la Edad Media y sus largos brazos. Zapatos que se cierran con las hebillas al talón, casi posesivos y caprichosos, como sacados de una pesadilla de los Tudor, de Catalina o Enrique o los Bolena. Pulseras que podrían ser un regalo de bodas para los Reyes Católicos. Bolsos que parecen arquetas de marfil o de nácar del Al Andalus.
Incluso veo la vida... Las flores de Holanda en las manos, los dulces de frutas del bosque hechos con mangas pasteleras que podrían salir de Vermeer en los puños de los vestidos, los sombreros de religiosa, el pelo recogido en una trenza de peregrina... que sí, señores y señoras, que eso es lo que cuentan las puntadas... los hilos de la vida.
3 comentarios:
La ropa la verdad me deja indiferente,me gustan algunos pases, pero el desfile en general no me emociona. Pero me gustan los accesorios,sobre todos los bolsos, que esos bolsos tan deformes que suelen hacer en Lanvin no me gustan nada. La verdad es que despues de primavera esperaba mas, ese es el problema de tratar de superarse asi mismo cada temporada,supongo. Saludos Holly.
Anónimo. Llevas razón. La colección de primavera verano me resultó interesante. De esta solo los accesorios. Un beso
Me ha encantado tu cronica
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