Marc Jacobs, Recuerda Lo Que Le Pasó A Tom Ford

Dijo Galliano una vez que él no le podía negar nada a Anna Wintour, ella le había alzado, honrado, apoyado, mantenido y aplaudido. Le había descubierto, alimentado, dado un trono y un título. Le había concedido el sueño más grande jamás contado, había repasado sus colecciones y las había integrado en Vogue USA y, había conseguido no sólo que Galliano triunfase, fuese reputado, famoso, laureado y rozase la cúpula del éxito tan alejada del fracaso por un abismo (que se recorre rápido y solo) sino que, sus creaciones se vendiesen. Los sueños de Galliano, sus delirios, se vendían. Anna contenta, Galliano feliz, LVMH contento y feliz. Con Marc Jacobs a Anna Wintour la ocurrió algo parecido, pero a otro nivel.

La mujer todopoderosa, el cancerbero de la moda encontró en Marc, un joven inteligente con talento (¿?) o, por lo menos, con visión suficiente para la época que corre, una promesa. Y, ella le hizo su promesa también. Literalmente de la noche a la mañana, Marc Jacobs se convirtió no sólo en marca fetiche para fashionistas que se precien sino también en diseñador de una línea de pret á porter para Louis Vuitton. En poco tiempo los rumores de Marc Jacobs en Chanel se dispararon. Alcanzaron sus máximos cupos con el tiempo. Pero, claro, no podían durar. Aparte de las drogas, de sus desintoxicaciones de todo, dicen las malas lenguas que por quitarle, le quitaron el talento; de sus escándalos, de su cambio a metrosexual y de seguir teniendo un nombre en la industria de la moda. Algo cambió.

Fue Suzy Menkes al culpable. Ella dijo que Marc Jacobs estaba muerto, que la colección era mala y que ¿dónde se había quedado el genio?. Marc la sacó la lengua, ella se hizo la ofendida, todo el mundo habló del escándalo. Y la peor colección de Marc, hasta la siguiente, claro, se hizo muy conocida. “La publicidad siempre es buena aunque sea mala, ¿no?”. Y Marc se hizo más conocido, de nuevo. Lo que pasa es que en 2001, allá cuando los blogs no existían -casi no- y cuando la moda no era tan…, Karl Lagerfeld dijo “la buena de Suzy puede explicarnos con todo su talento lo mala que es una colección. El resto de revistas la sacan. Suzy llevaba razón pero acaba equivocada.” Y en eso se puede resumir la moda hoy, Marc Jacobs hoy y cualquier cosa.

Luego añades el nombre de Marc Jacobs, o del equipo, a la prenda. Distribuyes unos bolsos por el mundo con tus iniciales, los cuelgas del brazo adecuado. El mundo suspira por ellos. Luego sacas una segunda línea, Marc by Marc Jacobs, vendes camisetas a doce dólares y, carteras a catorce. Y consigues nombre, fama y reputación. Te codeas con un par de estrellas, aspirantes, odiadas o niñas bien y consigues aprecios en el mundo de la profesión. Y, no tienes de qué preocuparte para el resto de tu vida. Si no, Marc, siempre te queda hacer de tu firma un escaparate para vender la marca, para darla prestigio porque, aunque comparta (la segunda línea) precios con Zara tiene prestigio y ya está. A vivir la vida. Como Pierre Cardin. O, ¿eso ya lo has hecho?.

No me acuerdo. Puede que ya sólo te dediques a lo que da dinero, (los accesorios, muy bien. No todo va a ser malo) que tus colecciones sean cada vez peores para tener publicidad, que tus estrellas -sigh- estrellas sean celebrities de segunda fila y que las prendas que llevan sean, bueno, disten de ciertos cánones estéticos te han convertido en un showman. Porque las colecciones ya no valen nada. Qué diferencia, hubo un tiempo en el que la tuya, era la más esperada de Nueva York. Marc, ¿tú recuerdas lo que le pasó a Tom Ford? Pasó de Dios a nadie. Y de nadie no ha vuelto a Dios. Ay Marc, y tú que te veías en Chanel…