Es la última colección de Gaultier para Hermès. También supone la antesala al nuevo diseñador, Cristophe Lemaire, el chico de los polos Lacoste, y el nuevo rumbo que toma Hermès con la sexta generación de Hermèsitos (el hijo de Dumas-Hermès) y, Gaultier deja un listón muy alto. En los años que ha estado al frente de la marca ha creado un código estético completamente reconocible, completamente comercial y completamente creativo que encajaba a la perfección con él mismo y su humor desternillante y su imaginación de enfant terrible así como con una casa de esas de "lo que fue bueno para mi padre es bueno para mí" basada en la tradición y en el pasado artesano y honorable. Y eso, de veras que es muy difícil.
Gaultier es un diseñador que me encanta. A veces se le va un poco la cabeza, presenta colecciones flojas -como la de su marca en París para primavera verano 2011 que apostaba por la multiculturalidad noventera enmarcada en graffitis corporales y trajes muy ceñidos al cuerpo- y a veces le da por ser muy muy moderno (demasiado). Pero Gaultier, ese niño terrible fascinado por la camiseta a rayas marinera, las señales de las tribus urbanas, la contracultura, la rebelión, las musas de pechos cónicos y los tatuajes, los piercings y los corsés para mujer entendidos como lencería altamente sofisticada y como vestimenta, también sabe hacer abrigos inmejorables, pantalones de cuero orgásmicos, cazadoras perfecto sacadas del sueño de un aviador, estilo de vida de señora noble que juega al polo, al tenis o revisitar uná época diferente -los sesenta en su penúltima colección en Hermès- o un lugar diferente -India por ejemplo-
Personalmente, creo que esta colección es toda una declaración de intenciones. Y creo que, además, Gaultier debería seguir en Hermès. Se fija en el universo porteño, de ganado, de reses, de látigos restallando contra el suelo, de casa de madera con rosas en un jarrón entremezcladas con margaritas y una ortiga. Presta atención al latir del caballo cuando trota, al sudor fuerte que emana cuando galopa bajo el sol ardiente sobre el desierto. Se interesa por las botas camperas, cómodas y teñidas de arena, muy alejadas de los estándares de los señoritos. Por el sombrero plano que da sombra y protege de la arena. Por la Argentina gaucha y brava.
Con fortaleza y con valentía. Creo que lo importante no es que haya conseguido hacer una colección tan femenina partiendo de una idea tan masculina. Que consiga hacer que la ropa de trabajo sea lo más sofisticado del mundo. Que parta hacia el Oeste en vez de hacia el Este buscando una América en vez de una India.
La colección me recuerda a la última guerra de caballeros, la de Cuba y Estados Unidos contra España en la que Hearst picaba a los americanos con aquello de que había que acordarse -del dichoso- Maine. En la que los españoles perdieron la grandeza y entraron en el pesimismo y la pequeñez pero se quedaron con el honor, aunque fuese de la derrota, y el casticismo. Gaultier le pone honor a su desfile.
Podía no haberse molestado en hacer nada ante su inminente salida o podía haberle hecho una guerra a Lemaire con un montón de top models (muchas le adoran), un puñado de celebrities, una puesta en escena mucho más espectacular y ropa de ensueño que también la sabe hacer. Pero no, Gaultier no se ha planteado esta colección en particular de forma diferente de las otras. Simplemente la ha hecho. Y la ha hecho genial. Todo está en su línea, sigue explorando y no se para. Avanza.
Pero, si me ha gustado la colección es por lo listo que es Gaultier. Por un lado, declara que es valiente, que es bravo y que tiene fuerza suficiente, como los gauchos, para conducir cualquier res y, por otro, enseña que a Hermès aún le quedaba mucho trecho con él al frente. ¿El cuero sólo peude ser sofisticado cuando lo llevan las francesitas chics y sale de una bolsa naranja? No.
Gaultier se acuerda de lo salvaje, del cuero recién curtido que huele fuerte, de la fuerza del material al vivo, del color de los filetes sangrando con patatas y pimientos y un buen vino. Se acuerda de la amada esperando en casa. De los tópicos. De la Pampa, el dulce de leche, la res argentina, las alfombras de piel de vaca, el acento suave pero melodioso y el guante blanco de los porteños, como españolitos finos, casi toreros pero con hembras. Y da la vuelta al ruedo.
Además, estoy convencida de que le vamos a echar de menos.
Su salida, me recuerda a Con Faldas y a lo Loco, "bueno, nadie es perfecto".
Bravo.
8 comentarios:
me ha gustado mucho tu review del desfile, das lo mejor de ti en las cronicas.
pero no me gusta argenitna ni el gaucho ese de dior, no me gusta el desfile de goltier la verdad
Anónimo. Gracias. Un placer
Gaultier aun tiene mucho que ofrecer...que grande es
Nur. Completamente. Un beso
牙齒矯正一定要帶牙套的。
隆鼻手術目前最流行的是韓式隆鼻呢!
五星級的MOTEL台北要選哪一家?
un precioso desfile, la sensualidad del diseño en jpg es de escándalo. -lo había leído querida amiga en su momento, han pasado días ya pero quería dejarte un comment en este post.
otro beso
Humm
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