Oscar De La Renta es una apuesta segura. Todas las temporadas presenta a la misma mujer: sobria pero refinada, sofisticada en extremo, atractiva y elegante, con chic o charme, madura, con carácter, con carisma y con inteligencia. Pero no es un personaje, ni una aspiración. Es una verdadera musa. Y por eso ni cansa ni aburre, se disfruta porque, como diría Diana Vreeland "sería como cansarse del alma de una persona".
Y si es uno de los favoritos de Nueva York no es ni por su linealidad ni por la belleza de las prendas sino porque sabe muy bien qué tipo de mujer y a qué estilo de vida corresponden sus creaciones. ¿Cómo explicarlo?
O la lucha del espíritu sobre la materia.
La mujer de la Renta sabe lo que quiere. Tiene claro su futuro -si no tiene por qué tener del todo claro su pasado- y su presente y ama. Ama. Ése es el secreto de su felicidad y de su vida. No necesita nada de lo que tiene. Ni las fresas salvajes, ni las ristras de perlas, ni las veladas con champagne, ni las escaleras de mármol, ni las mansiones en los Hamptons, ni chocolate de Godiva ni viajes relámpago a París para ver las colecciones, ni niñera, ni Prozac, ni psicoanálisis, ni acupuntura, ni Yoga, ni nada. Pero lo tiene.
Y ya que lo tiene lo aprovecha. Pero sin muchos miramientos. Elegancia fría ciertamente, pero sofisticada. Y también con un punto cálido, invernal... con la nieve rozándote en la cara y los copos apoyados en el pelo mientras balancea el bolso y la bufanda de seda ondea al viento.
Dicen que una mujer es elegante cuando una pieza de bisutería puede convertirla en una joya auténtica y es vulgar cuando lo auténtico parece falso en ella. Digamos que algo de esto piensa De La Renta, las suyas son princesas que superaron la prueba del guisante y que buscan el zapato que perdieron en la Quinta Avenida.
como todo el mundo sabe, cuanto más pequeña, mejor es el regalo.
Aunque creo que el secreto de la mujer de Oscar de la Renta reside más en lo que no tiene, en las ausencias, que en lo que tiene. Sin amaneramientos, sin estridencias, sin interrupciones, sin exageraciones, sin teatralidades, sin dramas, sin muestras de carnalidad o voluptuosidad, sin obstinaciones, sin veleidades, sin reservas, sin prejuicios, sin complejos, sin miedos y, sobre todo, sin temores.
A amar.
A sonrojarse.
A disfrutar.
11 comentarios:
Ya me encariñe contigo Holly... u.u
Quiero ser mujer vestida por Oscar de la Renta ;)
Buen finde Holly
Loni. :) ¿Y eso? Gracias. Qué encanto. Un beso
Pau. Igualmente. Un beso
Me encanta el vestido azul!
Es muy bonito.
Un abrazo desde Milàn.
Nacho
Oliete. Un beso
Me quedo con el vestido azul, me transmite seguridad.
Besitos fashionistas
Yo me quedo con todos. Que arte! Que bonitos. Que acordes con lo que pretenden trasmitir. Es lo que me gusta de De La Renta, es coherente consigo mismo y con su marca.
Como tú con tu blog y tu personaje Holly :)
Anónimo. Muchas gracias. Coherencia, una virtud que no se aprecia lo suficiente. Un beso
y yo debo estar a puertas de primavera (como todo el año); emocionante post. esas mujeres existen de verdad, y O. de la R. las viste que ni pintadas.
si Holly, que les quiten lo bailado.
un XX! y feliz domingo
Humming. :) Un beso
es cierto lo que dices (y me preguntó como haces para hacer un post nuevo cada temporada. nuevo como las colecciones de De la Renta).
También es cierto lo que dice De la Renta, por supuesto.
Lo que me parece curioso, es como todo parece (sólo parece) quedar destruido de un plumazo con el tatuaje de Freja, en la última foto.
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