La furia consumista y la jauría de fieras poderosas de los adolescentes se despertó en los cincuenta. En aquella década maravillosa en la que Balenciaga compartía cartel con las amas de casa, ¡tan naturales!, con delantales desprendibles de color blanco y un cardado (muy, muy alto). Ahora, los adolescentes viven un segundo matrimonio con la moda. Sí, se empezaron a conocer en los cincuenta para jugar a los bolos y para tomar batidos de chocolate; coquetearon en los sesenta con la minifalda y cometieron algunos actos impuros con Biba y Viviane W.; en los setenta se divorciaron de la moda; en los ochenta la amaron, vivieron en Studio 54 y acabaron mal, muy mal; en los noventa se volvieron a conocer y se odiaron al mismo tiempo, ¿reconciliación?, con aquel deja vú de Calvin Klein y Armani y aquel odio a morir en Manhattan enterrada con unas zapatillas de deporte y; luego en la década sin nombre llegó Friends, llegó Sex And The City y Gossip Girl y el mundo les amó y ellos se casaron.
Ahora tienen colecciones especiales, publicaciones especiales y prendas especiales. Bien, todo el mundo sabe que no todos son Blair Waldorf y Serena Van Der Woodsen por lo que Teen Vogue, ¿O lo que es lo mismo Anna Wintour en versión púber?, ofrece una versión Do It Yourself para conseguir lucir todas las tendencias de la temporada sin tener que “invertir” (siempre invertir, nunca comprar) una fortuna. Sí, Marchesa y C. Kane, sí, House Of Holland y Agyness Deyn. Debe ser muy extraño ir a comprar a la vez que manualidades para el colegio algo con lo que hacerse un vestido. Pero, aquello es América.
Esos niños precoces, no son apasionados de la moda, ni siquiera les gusta, tampoco les encandila, ni mucho menos. Sólo les gusta la ropa y buscan marcas. Veamos, por medio dólar puedes conseguir vivir un sueño. Un toque de Chanel, polvos de Dior, zapatos de tacón de Gucci y una cartera de pitón; un baby doll de Marc by Marc Jacobs, un abrigo de Michael Kors, un charm de Juicy Couture; una camiseta de House Of Holland, unas Converse All Star y el pelo rubio oxigenado. O un toque Los Ángeles, o el aire desinhibido de San Francisco o un toque cosmopolita neoyorkino. Están desesperados por las marcas.
Bueno, no son ellos los culpables. Es todo un séquito de marcas, de nombres, de series, de diseñadores. Primero llegan las “otras” marcas, que si Marc By Marc Jacobs (que por cierto tiene unos vestidos que son una monada aunque a mí las mujeres vestidas de mujer) que si un tándem llamado Olsen, que si la etapa (pre)Gossip Girl(post) o que si Karl Lagerfeld coquetea con Carlota C, con MK Olsen y con Ashley Olsen, que si están las Zoebots en todos los Vogues, que si la moda llega a los adolescentes, que si el poder del fotolog. Y les echan la culpa. Eso sí, es una aberración. Y, al mismo tiempo es genial.
8 comentarios:
Debe ser espeluznante tener un niño que lea Teen Vogue por centavos y sueñe con Proenza S...
Anónimo. Debe ser genial porque imagina que te piden dinero para el Rastro o algo peor. Prefiero 600€ en un tote de Marc Jacobs que en una Play Station. Un beso
Mi dulce Holly estamos todos tan con lo nuestro que ..pedirte disculpas por venir tan poco es algo que quiero hacer, pero es que no visito mucho, corazón! En las series ...faltó THE O.C. que a mi modo de ver me gustó más que lo que he visto de GOssip girl, que ha sido muy poquito. Un abrazo y mil millones de disculpas.
Patri. Es verdad, ricos, pijos y californianos. Pero es que GG es tan actual... Quien se resiste...
¿Sabes que apenas puedo ver tu blog? No veo ni una imagen y me dice que es por la nueva plantilla. Un beso
Por cierto, tampoco puedo dejar comentarios...
Me parece que voy a seguir los consejos de Vogue Teen en vez de los de Vogue porque son más asequibles a mi bolsillo...jejeje. Adoro las 2marcas: Marc by Marc Jacobs, miu miu, see by chloé...
Un beso. Ah!En gossip Girl muchas veces ponen estilismos made in Zara!
Thesil. Oui como el anillo de Dior.
cuando compré Teen Vogue al principio me alegré por lo barata que era pero luego vi los precios de la ropa que ponían y en fin...
Los artículos son entretenidos, eso sí.
Miss At La Playa. Medio dolar. Es que eso vale casi el papel. Claro que hay que saber mirarla como quien ve un catálogo. Un beso
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