miércoles, noviembre 07, 2007

Vestir Para Impresionar


“¿Qué queda de los ochenta? Nosotros” Una pregunta y una respuesta contundentes sentencian a la que para algunos es, una década bochornosa para la moda. Los ochenta fueron excesivos pero, ése es un terreno que la moda siempre ha aplaudido y nunca ha evitado aunque las épocas cercanas son siempre grandes incomprendidas. Pasó con los sesenta aunque ahora sean, una parte, una opción divertida y recurrente para la moda; los setenta que aún están por descubrir, los ochenta que son los grandes del presente aunque como todo lo genial cargado de fallos y, los noventa que son el gran vacío, el minimal chic y el Sí-Logo.



Carine Roitfeld se ha sumado a una tendencia que vuelve, y con fuerza aunque no haya sido sólo ella ya que en Vogue Paris, ya hubo un editorial con asombrosas, excéntricas y excesivas imágenes de hombreras. Balenciaga con Nicholas Ghesquiére a la cabeza, se ha decidido por las armaduras rígidas y acorazadas para sus mujeres, muy rock de los 80s, muy metálicas, muy brillantes, muy autosuficientes. Thierry Mugler es otro de los its de los ochenta, aquellos lejanos ochentas dónde el futurismo metálico de dominátrix, el estilo de mujer poderosa y futurista con ese aire frío, severo, clasista y tremendamente exagerado. Una actitud impresionante, prendas impresionantes.



Dinero era el verdadero logo de los ochenta, logo y lema además de status, símbolo y anhelo. Un consumismo exacerbado, el lujo dorado y rococó de Dallas y Dinastía, una mezcla de movimiento ecléctico y electrónico y romántico a lo Viviane Westwood invadía el profanado mundo de la moda y las doctrinas poéticas amén de “Eres lo que vistes” se sucedían: “Fíjate en mí y yo lo haré en ti”; “Enséñame tus marcas y yo te enseñaré las mías”; “Mezcla un vaquero con Chanel e irás a la moda, ve de Chanel de los pies a la cabeza y parecerás idiota”; “El lujo ya no es vergonzoso, es necesario”; “La calle es poderosa” y aquellas sentencias que añadían cómo la mujer poderosa trabajaba, se vestía para ello y demostraba que lo hacía enseñando lo qué podía hacer y no hacer.


Las hombreras tenían una mezcla de mujer fatal y una pátina de masculinidad como si, la valía fuera asimilarla al hombre para demostrar su profesionalidad. Armas de mujer, con aquella magnífica Melanie Griffith en el papel de secretaria que adopta el rol de jefa poderosa evoca esa idea, cortes ampulosos para el éxito; cortes vaporosos para la mediocridad. El “Quiero vivir para siempre” de Fama, se hizo tremendamente popular aunque los ochenta murieran pronto y dejaran tras sí una estela ecléctica con tantos devotos como detractores.


Ahora que el mundo de la moda parece haberles vuelto a recuperar, con el reinado del legging, el amor a las hombreras, un nuevo estilo punk que arrasa en Londres, los vaqueros pitillos, los Levi´s 501 con la chaqueta clásica de Chanel, las modelos radicales como Agyness Deyn, esa pasión desenfrenada por las drogas, por los logos, por el “yo más que tú, yo más que nadie”; por Pierre Cardin, por Thierry Mugler y por Claude Montana, por Lagerfeld y sus delirios en Chanel con cadenas doradas, perlas de tamaño desmesurado y un amor por el vaquero pasional e irrefrenable; las estrellas convertidas en iconos, las marcas convertidas en insignia, la teatralidad como tendencia y la fatalidad como esencia. Vuelven los ochenta, todos los ochenta y vuelve el vestir para impresionar si es que, alguna vez se fue. Pero, el regreso es anunciado, constatado y real. Y es que, todo vuelve…

10 comentarios:

Anónimo dijo...

!Un artículo impresionante!

Me encantan los 80s, aunque fueron totales para la moda me parece que hubo un lado nefasto y otro teatral y exagerado.

Holly Golightly dijo...

Anónimo. Gracias.

Es cierto que los ochenta fueron terribles pero dieron grandes genios.

Abril dijo...

Hola, qué tal? Hace bastante que no pasaba... Me ha gustado mucho el artículo de Kate Moss, Irina... yo sin duda me quedo con la Moss.
Me gustaría que hicieses un post sobre qué es tener estilo. Me gustaría ver tu punto de vista (siempre tan acertado).

Nooo... los años 80 hicieron mucho daño... que no vuelvan!! :D

Un beso.

Miss at la Playa dijo...

lo de las hombreras es algo que nunca me gustará

Anónimo dijo...

Los ochenta dieron grandes creadoras, Mugler, Alaia, Montana, Kamali, ...., y otros que empezaban a despuntar como Galliano.

A mí me encanta el look gym ochentero de Norma Kamali, el estilo de Paloma Picasso y Tina Chow que desprendia seguridad y poder, los desfiles de Mugler, la prosperidad económica, ... Lo único positivo de los 90 para mí en moda son las supermodelos, el descubrimiento de McQueen, el look Gucci era Tom Ford de finales de los 90 y la llegada de Galliano a Dior.

Holly Golightly dijo...

Abril. Los 80s hicieron muchísimo daño pero dieron nombres a la moda de genio y talento.

El estilo llegará un día. Prometo post. Un beso

Miss At La Playa. Las hombreras tampoco son lo mío me parecen una deformación de la figura tan falsa como el corsé pero sin esa carga erótica. Un beso

Anónimo. Coincido plenamente contigo. Un beso

Laia dijo...

Totalmente de acuerdo, todo el mundo se horripila cuando echa la vista atrás y se ve en los ochenta, sí, causaron estragos con ese aire de extravagancia y rareza, pero nacieron grandes movimientos estéticos cómo el yuppi y empezaban a despuntar las grandes modelos.

Holly Golightly dijo...

Aka Scrunchie Girl. La verdad es que cada década a nivel de calle deja un rastro de looks tremendos que hacen sonrojarse al echar la vista atrás pero, también la década de los 80s qey fue especialmente dprimente y punk dejó grandes genios, grandes recuerdos y un histórico impresioannte. Un beso

Anónimo dijo...

Parece que todas las firmas o los creadores o los coolhunters,se pusieron de acuerdo para poner de moda esos ochentas de Lacroix de Montana y de Mugler,de Ivana Trump y
Donald,esos 80´s de princesas judías de Manhattan y yuppies recien ricos portando todo lo que unoo puede llevar encima.Diegulazo

Holly Golightly dijo...

Diegulazo. LLevas mucha razón. Vuelve la fiebre 80s, mucha alta esfera comprometida. Un beso