Altas Esferas De La Moda

Anna Wintour y Carine Roitfeld son los nombres de las altas instancias de la moda, deciden qué sí y qué no, el éxito relativo y el real y, sobre todo, a quién se le abren las puertas del selecto club de los enfants terribles y amados de la moda. Directora de la insignia de Vogue, Anna Wintour con 58 años de edad, el mejor olfato para la moda del mundo y una predisposición a las finanzas espectacular se encuentra al mando de Vogue USA, el clasista y elitista Vogue USA de dónde han salido las pasiones de Oscar De la Renta, los delirios de Galliano, el nuevo Valentino de Marchesa, las pretensiones de Marc Jacobs o el gótico postmoderno de Olivier Theyskens; por otro lado, Carine Roitfeld, con 50 años de edad y como Directora del conceptual Vogue Paris, la nueva visión comercial de la moda para la jungla de asfalto, una pasión desmedida por el color negro y las diatribas del vintage excesivo del viejo Versace, del nuevo Kane, del ya añejo Deacon y con algunos sueños irreales de Hussein Chalayan.

Sucesoras para ambas planeadas, instauradas por derecho divino. Bee Shafer o cómo ser una de las más elegantes para USA con una madre editora de moda y un armario digamos amplísimo aunque mal posicionada entre las fashion victims o, Julia Restoin Roifeld que se ha convertido en la nueva femme fatale. Ambas, si sus respectivas madres dejan los cabos bien atados conseguirán ponerse al timón de las publicaciones Vogue aunque con muchas críticas de por medio; o, incluso, a ser imagen de una campaña de moda o, según dicen, diseñadoras. De todas formas, actualmente, ambas están muy bien posicionadas, relacionadas y aconsejadas pero, con grandes grupos de detractores y es que, el talento no se lleva en la sangre diga lo que diga Donatella Versace que ya quiere dejar su puesto en manos de un diseñador (de verdad).

Aunque otros ven en Carine Roitfeld la próxima, literalmente, Anna Wintour ya que, algunas malas lenguas, la ven al timón del buque insignia de USA. Por eso hablaban de la “comercial” enemistad entre ambas, en parte es cierto, Wintour es terriblemente criticada y más lejos de las hordas de actrices que surcan sus portadas, su clasismo y su carácter diablesco, la critican por sus desmedidos favoritismos y por esa manía tan suya de dictadora aunque, es líder de ventas, aplaudida por las fashion victims y la mejor vista comercial de Vogue y, del mundo. Además de un alma visionario y de un olfato para los nuevos talentos.

La diferencia de estilos es notoria, normalmente a Carine Roitfeld se la equipara con los jóvenes: la encanta Ghesquiére, apoya a Tiscci y sus portadas son para las chicas it francesas (sobre todo S. Coppola). A Anna Wintour, clasista y elitista donde las haya ha demostrado cómo el patrón que marca le ha hecho realidad en sí misma: pulió su estilo, refinó su habla y es autora de la gran verdad de la moda: “O sabes, o no”. Pero, lo que me fascina de ambas mujeres es ese delirio por la moda, ese respeto y ese vapuleo, esa pelea y esa fascinación por las celebrities además del impacto y las decisiones que toman. Eso sí, por siempre, Team Wintour.