Ser Imagen De Chanel Es Como Recibir Un Oscar

Con éstas palabras comienza Keira Knightley su entrevista para Elle Francia. Sabias palabras sin ninguna duda porque ya se sabe, ser imagen de Chanel para una modelo es entrar en el restringido mundo de las tops, ser imagen de la firma para una estrella de Hollywood significa haber llegado a la cumbre y, ser considerada una imagen de los múltiples rostros de la elegancia. Como ya es costumbre para las chicas Chanel, las fotos están realizadas en el Apartamento de Coco Chanel que, de paso, sirve para dejar patente cuánto le gusta a la moda el sabor vintage, lo bien que encaja Keira con la actitud de los años 40s y, y el estilo de las que hacen gala de poseer el allure de Madame Chanel. La entrevista trata sobre el estilo de la actriz, sus perfumes, sus artículos de belleza en una orgía de autocomplacencia quizás por tener el icono cool que autoproclama la entrevista, quizás por disfrutar de una entrevista con la nueva musa de la fragancia Mademoiselle, quizás por el fondo bello, incorrupto y elegante del apartamento de la parisina por excelencia o, por saber que Lagerfeld les debe un favor porque la entrevista no es comprometida y se deshacen en halagos a Karl, al espíritu Chanel, a la belleza del anuncio, a cómo eclipsa Keira…

También sacan en una “exclusiva” las fotos del anuncio del perfume, podemos ver a una Kiera absorta mirándolas con la eterna blusa blanca y ese coulotte de lentejuelas que causó furor en la pasarela y cuya estela se aplacó al instante. Se ve a Keira andando con el famoso vestido rojo años 40s y las hileras de diamantes colgando despreocupadamente de su cuerpo, bailando en la noche, sorprendida, quizás escapando presa del amor perdido. Todos recuerdan el famoso anuncio de Nicole Kidman para Chanel Nº5, aquél que salía aprovechando al estela de Moulin Rouge como una fría actriz que desatiende su trabajo y eclipsa en una voluptuosidad carnal aunque al final, abandona al amado por la Alfombra Roja y, en un último detalle, mira al cielo infinito como si se hubiese sacrificado y le dijera que va a volver cuando, en ese instante preciso retumba el poder del logo Chanel reclamándola.

El spot de Chanel Mademoiselle tiene esa temática de amor perdido, amor encontrado; diva fría y tórrida al mismo tiempo pero más al encanto clásico de la Cenicienta que como parisina frívola. La nostalgia impera en el reportaje y en el anuncio, ella es como una de esas mujeres perdidas en la noche. Una de esas mujeres que cumplen el cliché de pobre niña rica aún rodeada en la opulencia y se van a buscar una belleza más sórdida, más sucia, más actual

Es como la maldición de la eterna parisina. Desvivida por lo que los otros mortales piden a la vida y sumida en esa vida de desenfreno y fiestas, de compras en las mejores boutiques, de diamantes de Chopard y entregas de premios, de Alfombra Roja y amantes de postín. Prefiere recluirse en los pequeños placeres, una terraza en un típico café, un vaso de vino, mirar el pasar de las gentes. Es una oda actual a la melancolía. Enfundada y parapetada en el capitalismo, prefiere el “ver la vida pasar”.

Claro que, tampoco queremos demasiada tristeza ni compasión porque no deja de vestir Chanel, vivir en un apartamento lleno de vida y tan bello como un museo pero al mismo tiempo que rebosa vida y no fría esterilidad. Declaraciones mundanas envueltas en una belleza sobrenatural. “¿Si hago ejercicio? Hmmm… Aprieto el botón de la televisión”. Claro que esto lo dice mientras luce Alta Costura y ésta envuelta en piel brocada, en libros de antaño y en obras de arte dignas del más bello museo. Algo así como arribista.

Y luego el plato fuerte. La declaración que no es simbólica y es digna de titular. “Ser imagen de una campaña Chanel es como recibir un Oscar” Y lleva razón, todas han sido chicas Chanel. Desde las mujeres más elegantes a las más conflictivas, de las tops de cabellos rubios a las raciales, de excesivas mujeres totalmente francesas a algo de excentricismo italiano. Pero al final ella es así, actitud soberbia, poca felicidad, actualidad rabiosa del peinado despeinado de Moss, Twins Olsen o Sienna Miller, algo rabiosamente inglés para el parisinismo que deberíamos esperar y, una de las chaquetas de tweed de Karl, el comentadísimo jersey negro de Coco que en su época la valía preguntas de Poiret acerca de ¿Va usted de luto? y los mitones.

Esperadísima campaña, entrevistas de por medio. Se deben a la autocomplacencia por supuesto del ególatra Karl. También la falta añadir que “ Ser imagen de Chanel significa ser alguien en la moda”.Pero es la cita de la temporada sin lugar a dudas…

“Ser imagen de Chanel es como recibir un Oscar”