¿Muere La Moda?

¿Porqué una tendencia muere incluso cuando ha sido el accesorio it durante siglos? Hace tiempo, los tocados, sombreros y turbantes eran el complemento fetiche de cualquier look, al igual que los guantes pero, la necesidad imperiosa de consumo, de renovación y el triunfo de una sociedad más adaptada al trabajo y al consumismo por el puro hedonismo. Pero, la época dorada de la moda, cuando los complementos eran lo más, los sombreros, tocados y turbantes eran las claves del estilo y la sofisticación y, ¿qué pasó? Quizá la guerra hizo que con la antítesis consumista de las cartillas de cupones, el look y la necesidad de estar a la moda o el “be fashionable” se consideró un lujo frívolo e innecesario. O, quizás porque este tipo de complementos eran difíciles de adaptar a la nueva sociedad en la que la mujer era la nueva incorporación laboral y el periodo feminista se alzaba sediento de prendas cómodas, versátiles y actuales.

Coco Chanel dijo que “el día que no la copiaran, habría muerto” pero, en los años de la Depresión la diseñadora del color negro y el Petite Robe Noire vio en Estados Unidos el continúo éxito de sus prendas: los soldados de permiso hacían cola delante de Chanel para comprar el codiciado Nº5 a sus madres y novias; las “Casas de Baja Costura” de la época impusieron los cuellos petit bateau en la moda americana más excesiva, las vueltas de perlas en los vestidos eran otra de las señas identidad de la mítica casa parisina y la elegancia del cachemir y del black wardrove se convirtió en el símbolo de la elegancia para la mujer americana y para las fashionistas europeas. Pero, el sombrero no se convirtió en el objeto deseado y, muchos lo consideran el olvidado de la moda y en parte, la Baja Costura tuvo su importancia porque obvió los sombreros de la famosa Gabrielle Chanel que se estrenó en la moda con una tienda de excesivos complementos para el cabello.

Una vez escuché que cuanto más decaía la tendencia de los sombreros y más aumentaba la crisis económica alimentada y potenciada por la Guerra, las mujeres abandonaban los tocados para añadirse a las listas del mundo laboral y sustituían el it-accesoire por peinados extremos que cada vez se alzaban más en altura. Pero, las mujeres más elegantes continuaban utilizando este tipo de accesorios para todas las horas del día: un sombrero de paja para las vacaciones de verano, un tocado geométrico para los cócteles, pamelas para el brunch, turbantes para la playa y ridículos para el día a día, la permanencia de la tendencia de los sombreros se vio yuxtapuesta a la moda americana de la cola de caballo, el peinado de una Verónica Lake erótica y sensual que medio mundo aclamó y la comodidad que la moda se veía necesariamente e inequívocamente dispuesta a explotar. Eso y claro, las restricciones de las compras y el precio elevado de los sombreros…

Grace Kelly siempre ha sido un punto de tendencia entre las mujeres más sofisticadas y refinadas, su look oscilaba entre las elegantes faldas tubo de Chanel en tonos tímidos pero elegantes combinadas con las manidas hebras de perlas y los elegantes pero sencillos diseños en tul y raso de corte princesa para la noche. Consiguió dar nombre a un bolso por la anécdota de intentar ocultar su inminente embarazado a los periodistas, y consiguió adelantarse a las tendencias del presente luciendo por aquellos años el bustier de corte balconette en la playa y un turbante para tomar el sol. Además es la inspiradora del perfume Bvlgary con Jessica Stam y se ha convertido en referente de una generación de estilistas que, la han tomado como referente y enclave de la elegancia. El ejemplo de la imagen del turbante, es una de las pistas para entender que la moda es un revival continúo de tendencias y que, todo vuelve… ¿Volverán los accesorios para el cabello?

Miuccia lo ha intentado con sus turbantes pero, desde Audrey Hepburn a Lissa Fongrives lo han llevado, Jackie O. consiguió triunfar gracias a sus famosos tocados sin ala, Dior se hizo famoso por aquellas pamelas oversize y Coco Chanel comenzó creando sombreros excesivos y opulentos pero ¿cómo hemos abandonado la frivolidad de los sombreros? Algunos lo achacan a la inutilidad de los citados complementos pues, el bolso ha conseguido sobrevivir como medio de transportar las cosas y guardar secretos, decían que eran tan íntimos que eran una prolongación erótica femenina; los zapatos además de calzarnos nos deleitan y su utilidad está implícita, los guantes el abrigo o la sensualidad del encanto femenino que conllevan las manos, las joyas la belleza ¿y los sombreros? Son objetos para ser vistos y deseados pero su utilidad queda reducida a un ámbito de la Alta Sociedad, al fin y al cabo, el mundo se ha cegado ante los sombreros por su brillo, elegancia y distinción pero no servían para la nueva etapa de la moda en al que la comodidad y la necesidad de utilidad eran las claves que movían el mundo de la moda. Personalmente, siento nostalgia de los tocados y los complementos pero ¿volverán?