Qué diferencia el campo deslavazado de ayer con la rotundidad de la edición de Vogue (diciembre) de 1993 con una radiante Carolyn Murphy muy veraniega. Yo sigo echando de menos el buen tiempo (ya hay quien dice que el 2013 será "el año sin verano" y no quiero que nadie se me adelante para decir que qué poquito hemos cambiado. Lo que llevamos en 1993 lo llevamos, calcadito en 2013, y tan modernos que nos creemos. Oye.
4 comentarios:
La diferencia es abismal.
Qué buena está la Murphy
Muy buenas fotos, pero la idea de que no vaya a haber verano me inquieta bastante, no soporto este frío!
Anónimo. A mí lo único que (físicamente, se entiende) me disgusta de la Murphy es ese tatuaje inmenso y horrible que tiene en el muslo. :)
Alexa. Lo leí esta mañana. Yo estoy harta de que no haga para ir en sandalias.
Como cada entrada, una luz de buen gusto en el caòtico día a día. Estoy empezando un blog, sería genial si pudieras quizá pasarte.
Un saludo
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