lunes, octubre 01, 2012

Sexy Y Clásico, Lanvin


Flores y metal ha sido el escenario que Alber Elbaz ha preparado para su flamante colección de pret a porter de primavera verano de 2013. No se puede decir que la mujer de Elbaz en Lanvin esté evolucionando mucho desde hace unos cuantos años pues, a diferencia de en sus inicios en la firma, parece que Elbaz ha encontrado unos recursos que le son rentables, le gustan, favorecen y que con ellos se basta y se sobra. Esta estrategia -darle a la clientela lo que la clientela quiere- es exitosa aunque aún está por determinar si sólo lo es a corto plazo. Los desfiles de Lanvin no dejan de estar en un bucle: vestidos con estampados metalizados con forma de caras o de cuerpos (en este caso), trajes de noche cortos y con tul y volantes de colores brillantes (más o menos cálidos según la temporada y, en este caso, tirando más bien a metalizados y a una paleta menos brillante y más encerada que en otras ocasiones) y trajes en negro para la mañana con monos brillantes de lentejuelas y joyería exagerada. 


Y, en este caso, la colección tiene todos esos tópicos buceando bien en el imaginario del creador. Es coherente, bonita, ponible, elegante y sofisticada y, si es solvente y no sólo repetitiva, es porque Elbaz apuesta por el sexy. En general, las mujeres de Elbaz para Lanvin son muy femeninas, preciosistas, finas y muy monas. Diseña para un tipo de mujer muy claro que tiene en la cabeza que en París hay un encanto especial y un estilo concreto: liviano, con predominancia de los tonos negros, corto para el día y la noche y con un toque a la moda aunque nunca tan tendencioso como para poder adivinar a simple vista si es de esta temporada o la pasada.


En cierta manera las mujeres de Elbaz sí que son decididas aunque a veces pequen de cursis. De hecho, guerreras de la fe, de las tendencias y de la resistencia se han visto en sus colecciones sin sonrojar a nadie ni provocar arqueos de ceja. Por otro lado, eso no ha impedido que firmas como H&M hayan colaborado con Elbaz y creado una colección cómoda, frívola y divertida porque parece que Alber Elbaz quiere hacer de su moda algo divertido y que no nos tomemos tan en serio los desfiles de París. Olvidemos la retórica y la sociología porque, al final, todo esto son vestidos. Así sus campañas de publicidad han tenido modelos bailando al ritmo de Pitbull y modelos no profesionales que han sido fotografiados -como hizo Gaultier desde su origen apostando por la multiculturalidad- por ser viejos, altísimos, niños pequeños, jóvenes, blancos o negros. 


La primera parte del desfile ha estado formada por una serie de pases inspirados en el smoking y en su deconstrucción y renovación que podrían haber hecho las delicias de YSL si los hubiéramos visto en una pasarela con su nombre o con el de su nuevo flamante director creativo: el ex chico de Dior, Hedi Slimane. Y esto tiene sentido porque Elbaz fascinó al mismo Yves Saint Laurent quien le puso al mando de sus colecciones de pret a porter tras retirarse (aunque no duró mucho después de que la casa fuera absorbida por el conglomerado comercial del grupo Gucci y Tom Ford se ocupase de ella en sustitución de Elbaz). A diferencia de lo que se ve en firmas como Marchesa, Stella McCartney bajo su propio nombre, aquí hay patronaje. Todo tiene unos cortes que hacen que favorezcan las prendas y que se adapten al cuerpo con una caída elegante.


De hecho, Elbaz ha afirmado que ha buscado inspiración en "los clásicos" y en definirlos tanto dentro como fuera. Así, el diseñador que afirma que no puede hacer un desfile basándose en una sola idea, logra encajar a sus rosas de metal en el mundo del día a día (negocios, amor, fiesta, excentricidad, liviandad, hora de estar en casa y hora de ponerse en marcha) con sus prendas que pueden parecer un simple traje negro para ir a la oficina pero que se convierte en una prenda multifaceta pues la vemos en corto y con solapas de smoking para ir a una sofisticada presentación de arte en una galería o en un vestido con aberturas muy sexies para ir de "cacería". 


El movimiento y el cambio son, evidentemente, dos partes importantes del desfile de Elbaz que, a diferencia de cuando diseña para chicas "monas" que sueñan con vestidos de tul, tiene un buen componente de sexualidad y de una sexualidad que ha sido definida por los críticos internacionales como "fast and furious" (según la edición digital de Vogue USA, por ejemplo). La asimetría, los cortes que muestran de repente la cadera, un gran escote en la espalda o pronunciadas uves que enseñan pecho aparecen en las propuestas de Elbaz para el verano de 2013 en una colección bastante oscura. Aunque esta no es la primera vez que Elbaz propone una primavera poco luminosa, sí es la primera en la que el poder es tan sobrio, tan evidente al mismo tiempo en su simplicidad, pues, cuando hemos visto tanto negro en Lanvin siempre ha sido en invierno y con un aire casi frívolo, como de melodrama de Hollywood de los años dorados del cine donde todos fuman en boquilla y hay un asesinato en una habitación cerrada.


Así, colgando al cuello de sus modelos torques de oro que podrían salir de una fantasía sadomaso con estilo, Elbaz apuesta por los bodies ochenteros con grandes escotes y atados y cintas de sueño húmedo que se retuercen y reptan por el cuerpo de las modelos. La serie de prendas negras del principio es de ensueño. Quizá no es muy veraniega en cuanto a la gama de colores (en otras ocasiones los rojos brillantes y los rosas dulces y empalagosos han llenado el "ojo" de las fashionistas") pero es indudablemente una colección muy veraniega porque nos hace recordar eso de que "la primavera, la sangre altera" y que el verano es propicio para el libertinaje. Todo un acierto, muy sutil, además. Y eso siempre es bueno.


Así que sí, la mujer de Lanvin convence esta temporada. Al menos hasta que los monos brillantosos, los vestidos ochenteros con mangas jamón y la pedrería hacen su aparición a la mitad del desfile. Sobre esta parte de la colección no hay mucho que decir porque esas piezas no aportan nada. Es evidente que el pantalón (igual que en el Dior con aires de Jil Sander de Simons) es la parte que centra la atención de Elbaz en Lanvin y donde se concentran las propuestas interesantes. Pantalón y reconstrucciones del traje pantalón (en vestido, por ejemplo). El lado maximalista de la propuesta decae en interés y provoca un poco de aburrimiento porque, aunque está bien, ya lo tenemos muy visto. Sin embargo, es comprensible que aparezcan: repito, hay que dar al público lo que el público quiere.


La llegada del color se hace esperar pero aparece. En realidad, más que los colores, pues hay una predominancia del blanco y del negro como en el desfile de Marc Jacobs para el verano de 2013 presentado en Nueva York, lo que importa son los tejidos. Es evidente en la colección que, igual que Ricardo Tiscci para su colección de pret a porter de primavera verano de 2013 en Givenchy, Elbaz quiere volver a lo esencial: a la pureza y a lo preciso. La pureza se ve en el poco color que aparece y también en la precisión de los cortes, en las telas con un punto tecnológico -como las de las colecciones Ghesquiére en Balenciaga que parecen neopreno- y las novedades en la sexualidad y la coquetería de siempre pero en su versión agresiva.


Los complementos dan el toque de gracia al desfile, discretos pero con algo que decir. Zapatos con pulseras de strass y puntiagudos pero también plataformas con glitter y piel de reptil. También hay botas de cowboy labradas -tendencia especialmente gracias a Isabel Marant- y, ¡gracias!, sandalias. Casi transparentes pues las tiras son de color carne, de tacón bajo y de aspecto cómodo pero elegante. Lo más interesante, sin duda, son los bolsos: pequeños, inútiles y casi pops porque, las cajas rígidas y cuadradas del inicio parecen cámaras de fotos antiguas y las bomboneras de esmalte negro del final parecen petacas de alcohol para los locos años 20s. Sin duda son como vaginas dentadas, lo que veía Freud en ese adminículo femenino tan práctico y poco práctico al tiempo.


La sexualidad, lo sexy, no siempre aparece en las colecciones de Lanvin y, de hecho, es desde hace unas cuantas temporadas de forma más o menos abierta donde se puede entrever lo "agresivo". Es verdad que se combina con los "clásicos" que Elbaz ya ha conseguido asentar en Lanvin (aunque esta vez no hay volantes ni tules) con una fuerza que se ha visto en colecciones pasadas (otoño invierno de 2011) pero hay algo nuevo -si bien la experimentación de Alber Elbaz parece haberse parado cuando ha encontrado el lenguaje de tules y volantes- y lo nuevo no es sólo la actitud sino toda la deconstrucción del smoking que alcanza un cénit de creatividad para Alber Elbaz que, por muy deseadas que fueran sus propuestas, se estaban resumiendo en chica fina y rica busca novio prometedor y quizá llegue virgen al altar tras petición de mano en la Torre Eiffel. Ahora no hay nada de eso y, al contrario del amaneramiento y remilgos que se le pueden echar en cara a Elbaz en sus colecciones algo cursis y pastelosas, aquí hay poder, un poder digno de Yves Saint Laurent cuando se plantó y diseñó smokings para mujer y también una sexualidad digna del Gucci de Tom Ford que desplazó a Elbaz en YSL porque todo es rígido, cuadrado e imponente y los cortes son muy muy sexies. Pues es verdad, flores y metal es una buena conclusión. Si es que decimos tanto con los detalles...

6 comentarios:

O.W. dijo...

Estás haciendo unas crónicas de desfiles magistrales. Lo que deberíamos ver en todas las revistas -o en las buenas- y en la prensa porque la moda, a ver si se entera la gente de una puta vez, es de INTERÉS INTERNACIONAL.

Eres una diosa, Holly.

Holly Golightly dijo...

OW. Muchas gracias!

variopaint dijo...

Se ve que te ha gustado horrores, más incluso que la de Miuccia (por cierto, he visto una colección de bolsos infames en los escaparates de su mano...parecen hechos en los chinos)

bsssssssssssss

M

Holly Golightly dijo...

Variopaint. La de Miuccia no me gustó ni un pelo, toda esa piel -y yo soy propiel- ¿en verano? pero era una colección interesante. Es que soy tan fan de ir sin zapatos que los zapatos que son como ir descalzo soy fan y refan. No está bien que uno sea siempre endiabladamente críptico, parece que somos más tontos que ella siempre. Por otro lado, de esta colección, me gusta que es sexy. Hay cosas horribles en la pasarela eso sí, pero hay cosas que yo me compraba -y ponía- ya. Pero ya.

Los escaparates de Prada no suelen estar muy a la última, no creas. Yo siempre los encuentro un poco sosos. :) Pero es que yo nunca he sido muy pro Prada que me suele acabar pareciendo un poco una tomadura de pelo.

Un beso enorme

Auroreilone dijo...

Superbe Merci ♥♥

Holly Golightly dijo...

Auroreilone. :)