miércoles, abril 04, 2012

Sueños Lúbricos









La moda trata sobre dos cosas, al menos hoy,: sueños y mujeres.

Los sueños que produce el mundo de la moda, tan relacionados con el mundo del esplendor y la opulencia, no dejan de palidecer ante la carne magra y desnuda. Sin un ápice de vulnerabilidad.

En 2005, cuando Kate Moss tomaba y no tomaba coca en medio de la noche londinense y Agyness Deyn reinaba -la pobre- entre los modernos que no sabían si ser como ella, como Pete Doherty o como Irina Lazareanu, Lara Stone era una joven lúbrica rubia, una valquiria que hacía de lechera para Terry Richardson en Sisley y que se paseaba por Cannes como una fulana a magrear en una esquina. Bien es cierto, que en esas fechas,  Isak Hoffmeyer fotografíaba también a la señorita Stone para Euroman y, este es el resultado de la sesión.

Por entonces, nadie sospechaba que Lara Stone era el rostro que pondría cara a la moda del final de la primera década del siglo XXI. Pero ya no cabe duda. Entonces solo era, precisamente, la esencia de la moda: una mujer desnuda.

Decidan ustedes si por vestir o desvestida ya.

7 comentarios:

Morníë Thunderstorms dijo...

Me encanta Lara, desnuda, sin desnudar y a medio vestir. Es una mujer de verdad, nada de palillos esmirriados y además con una versatilidad increíble pasando de ser una princesa de cuento en una editorial a una vulgar ramera en otra. Fantástica.

variopaint dijo...

Parece que la moda es como la razón, según Goya, un sueño que a veces produce monstruos, aunque sea a través de un esplendor que es solamente imaginario, como aquel esplendor en la hierba de Warren Beatty. En ese sentido, la moda es imaginaria, como todos los sueños y le da bastante igual ir desnuda que vestida; realmente es un sueño de conceptos y como todos los sueños, resulta ser confuso y alejado de lo real, es decir, de la carne misma.

En realidad, tampoco nadie tiene sustancia de la carne, salvo de la propia, con lo cual esa carnalidad del couché no pasa de ser una entelequia. para entenderlo, no hace falta más que visitar el backstage de cualquier desfile, ese apretón de prisas, sudores, chillidos, colillas y los restos de algún yogur desnatado.

La noción de la carne viene dada por el otro, ante la propia sorpresa del actor que después de la función ve inundarse de flores el camerino cuando ya no es él, sino un resto de lo que quedó en el escenario para el otro, de forma que su esencia se ve transmutada por gracia de la obra y no por su mérito propio. Algo parecido ocurre en la moda, que a veces adopta la forma de una arte menor, aunque no por ello menos importante, como le ocurría en la antigüedad al propio dios de la guerra, que no por provocar inmensas mortandades dejaba de ser una divinidad secundaria del panteón.

Quizá el habillé-deshabillé de la señora Stone rrefleje esa ignorancia del no saber, ser un mero instrumento en manos de otros que representan y dictan lo que debe o no debe ser y que el espectador interpreta a través de lo que se ofrece como un designio para el cuerpo del otro. Es probable que Lara (o Kate) no tengan la menor idea de esto y también es probable que les importe un auténtico pimiento. En cualquier caso los iconos son temporales en su mayoría, al igual que ocurre con los dioses menores, arrumbados definitivamente en el limbo de la historia. Aún así, a veces vuelven a resplandecer de forma fugitiva, como santa Bárbara cuando truena. En realidad, ese trueno pertenece sólo a la memoria.

Un beso.

Holly Golightly dijo...

Lucille. Ya he dicho muchas veces que Lara me gusta pero que no es mi favorita ni de lejos. Pero es una modelo estupenda, eso es verdad. No me gustaba nada cuando solo era Lara, la de las tetas grandes pero tiene más que ofrecer -si le dejan-. Mua

Variopaint. Cómo me gustan tus comentarios, tan atinados, tan certeros, tan deliciosos. Personalmente creo que Vasari tiene mucha culpa sobre que la moda no se considere arte. El bueno de Vasari limitó todo el espectro a la arquitectura, no te ofendas querido pero la arquitectura es una boutade, la pintura y la escultura. Y nada más. Yo tampoco es que pretenda hacer una historia de la porcelana o de las teteras o del encaje pero oh, todo suena tan maravilloso. Mucho mejor que "el movimiento moderno", La Bauhaus y el resto. Pobre Ares, los griegos traían al imponente dios como si fuese poco más que un tonto simpático. A mí Ares me gusta mucho, lo reconozco. No me iría a la cama con él porque no me gustan las colchas de cadáveres pero tiene un punto interesante. Pero es que es verdad, al pobre le pasa de todo. Cuando no le vence Atenea es Hefesto el que le lanza una red. Será porque estaba con Venus... ¿será por eso?. Mira que envidiosos siempre hay.

Señor, miro por la ventana y llueve. No tan en la memoria, amigo mío. :) Mua!

variopaint dijo...

Ya ves, Holly, se ve que me inspiras, mérito tuyo y no mío: Vasari en realidad lo que inventó fue un género en si mismo, el de la Historia del Arte, que no es historia de nada ya que las obras de arte (si lo son), tienen vida propia e inclasificable y no pueden caer en la sistemática, precisamente lo que le gusta a los historiadores. Precisamente por ser el Arte algo tan irreal, Vasari cuenta las vidas, es decir la anécdota del arte, pus ya intuyó que el Arte era incontable: es más fácil decir que Picasso era un mujeriego que contar lo que puede transmitir alguno de los azules de sus cuadros, algo misterioso que se almacena en algún reducto de la sensibilidad de cada uno a la cual el historiador obviamente no llega. El propio Vasari era una contradicción en los términos: definiéndose como pintor, su obra más conocida es literarias y de su obra fuera de ella la más consistente es un palacio florentino.

Sin ofensas, las artes son en si una boutade , tal y como tu las defines una “intervención pretendidamente ingeniosa, destinada por lo común a impresionar” y más en nuestros días. Lo que quizá no lo sea tanto es el Arte, algo que algunos piensan difunto forever, pero que sin duda alimentó los sueños de generaciones desde los primeros tiempos, algo que tiene que ver con el espíritu más que con la materia misma, y en consecuencia con el propio individuo y con su interior, un asunto en el que entran obviamente las porcelanas, las teteras (desde la prehistoria) y los encajes, algo más tarde. Lo que ocurre es que los historiadores, en su afán de clasificar todo, otorgan a estas prácticas el curios nombre de “artes aplicadas” como si el Arte no tuviera una aplicación inmediata y directa.

En la decadencia de eso que se llamó “Arte” está profundamente implicado todo el movimiento moderno, en una derivada que se asoma a la desolación de nuestros días y en la cual cobra significado destacado Duchamp que confundía a los urinarios con las obras de arte. Sin embargo, Duchamp era un tipo listo, aunque vago, y la gente se lo creyó. De forma que, de aquellos polvos provienen estos lodos.

Hablando de polvos, se ve que a Marte sólo le interesaban desde el prestigio en sí, una especie de lujuria sin goce que debía ser terriblemente aburrida y siniestra, aunque con algún punto, pues hay que torear en todas las plazas, según apuntaría Afrodita y quizá tú misma, aunque obviamente con reparos. En cualquier caso, se ve que daba guerra precisamente donde no tenía que darla y así le iba la vida. Cuando pensaba en dioses menores posiblemente me refería a Jano, el de las dos caras, que anticipaba al Clausewitz que afirmaba que la paz es la continuación de la guerra por otros medios. En cualquiera de los casos la guerra parece ser siempre lo mismo: “...non e amore, soltanto negozio...” en palabras de Mario Puzzo, de forma que la apertura del templo de la guerra no sería más que la verificación de algo que existe, aunque se mire para otro lado y por esa razón el propio Jano es bifronte. La propia lujuria ha sido siempre algo mucho más relacionado con el Arte, aunque seguramente no es tan buen negocio a corto plazo, pero sí a largo, en este caso escenificando la propia “guerra de los sexos” que quizá no sea tanta, por ser también bifronte.

Llueve y el cielo resuena: parece que el cielo alimenta la sustancia de la memoria y que de esa memoria parten todas las dinastías de los dioses del panteón celeste, de dónde si no.

Un beso.

Fabiola dijo...

Gran historia, realmente los sueños y la moda están muy encarnados en mi cerebro, creo que me la paso el día soñando despierta de que bien luciría con un modelo u otro.

Holly Golightly dijo...

Fabiola. Un saludo

Variopaint. Qué bonito es eso pero el mérito no puede ser nunca de "los otros" sino de uno mismo, llámalo biología o azar si prefieres. La historia del arte como historia de los estilos es algo muy preocupante pero la historia del arte es un género tan fabricado como la historia misma pues por ser de las gentes y los tiempos también tiene vida propia. Estoy de acuerdo pues en que son ciencias que nacen muertas pero oiga a ver si va a ser como el hijo de Napoleón o el mismo Picasso y sus resurrecciones...

Vasari tiene una anécdota que, a mi entender, le define. Son peligrosas las anécdotas, claro... pero todos las tenemos. Cuando un Miguel Ángel ya anciano fue a ver su "Salón de los 100" en Roma y Vasari le dijo lleno de orgullo "yo he pintado todo esto y en solo 100 días" y el otro le dijo "no me cabe duda" o "ya lo veo" según versiones.

¿Sería Marte un buen amante? Esa es, creo yo, una pregunta interesante. Siempre que pienso en él veo el cuadro de Boticelli en el que sale rendido y Afrodita despierta. La buena de Afrodita siempre me ha caído bien. Aunque no pensamos igual en todo la diosa y yo, quizá porque yo no soy una diosa. O quizá porque ella no es mortal. Más probable quizá.

Mua!

elite barcelona dijo...

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