Las mujeres de Gaultier son sofisticadas.
Para mí es el mejor cumplido que se puede hacer a su colección de HC de otoño invierno 2011 2012. La elegancia, tiene, como todo, un rastro de esnobismo, de exageración, de ampulosidad. Y no hay duda de que Gaultier sabe ser chic. Es demasiado exceso para ser elegante y precisamente por ello es, precisamente, el culmen de la elegancia. Berlín años 20, años 40 una vampiresa del cine negro, una princesa del cine mudo, de las estepas mongolas, una reina del hielo lapona, una condesa del medievo o una monja de clausura que escapa de las llamas envuelta en zorros para dirigirse adonde todos los milagros son posibles, a Rusia, a Roma, a Jerusalén o a Santiago.
Eso es lo fascinante de las mujeres de Gaultier. Son putas, son reinas, son diosas, son oficinistas, son princesas, son esclavas, son salvajes, son animales, son divinas, son autoridades, eminencias, obispos, papisas, herejes, condenadas, perseguidas, redimidas, salvadoras, mesías, profetas, condenadas, demonios y... ángeles.
Lo bueno de Gaultier es que no tiene nada que ver con Tiscci, por ejemplo. Gaultier repite su formato, repite sus prendas, repite su vocabulario, repite sus accesorios, sus inspiraciones, sus obsesiones, sus fantasías, sus absurdos, sus esperpentos, sus delirios y sus genialidades y... siempre sale algo interesante. No es que por ejemplo con Ricardo Tiscci no sea un universo interesante sino que el de Gaultier siempre es interesante.
En medio del aburrimiento colectivo en la HC donde Dior es un desastre, Armani es discreto una vez más, Elie Saab son princesas, Tiscci repite sus creaciones -sublimes sí y aburridas sí- y Chanel es, bueno, Chanel, Gaultier nunca decepciona. Vale, Gaultier tiene sus cosas que no siempre son fascinantes. Bueno, y todos. ¿Y qué? Del genio no interesa lo malo sino lo bueno. No interesa el error sino el acierto. El silencio sino la palabra. El llanto, no, es la sonrisa.
No es que no me crea las princesas de Elie Saab, sin duda, son el arquetipo mental de princesa: envuelta en sedas, en tules, en oro, en lujo, en refinamiento, en dinero, en belleza... Simplemente es que las princesas de Gaultier son sublimes porque son de verdad. La diferencia es el disfraz. Simplemente.
No hay disfraces en Gaultier. Ni un solo disfraz. Reinas, magníficas, omnipotentes, traidoras, iletradas. La reina de Saba, Nefertiti, Catalina de Aragón, Ana Bolena, Isabel la Católica, Isabel I, Jane Seymour, Maria Tudor, Juana la Loca. Todas.
Incluso la muerte.
2 comentarios:
Cuánta soberbia en este post, me encantó!
Paco. ¿Gracias?.
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