Divinas. Los años en los que Armani empezó a triunfar, que fueron los ochenta, tienen una atmósfera especial. Son estéticamente horripilantes para muchos por su cercanía pero tienen algo de chic al mismo tiempo aunque haya que hacer esfuerzos por encontrarlo.
Armani encontró su público en las poderosas mujeres que se sumaban en tropel a las filas del Pueblo oprimido y explotado porque querían. Les hizo el traje blando, les dio un maletín, una pizca de tacón y mucha clase con líneas para ellas.
Pero ahora parece que el tirón de los ochenta empieza a decaer y que hay que volver más atrás porque nos acercamos demasiado a nuestro propio pasado y a nuestros propios horrores como para querer repetirlos y poder disfrutarlos.
Las fashionistas de medio pelo no son tampoco de ayer y si un día se divierten con hombreras, vestidos de puta brillantes y tacones punks con aire de fetichista barato, tampoco van a pasarse la vida vestidas como cuando tenían quince y creían que el rock era lo más, tía. Quiero decir que uno ya tiene una edad y encuentra más chic a Grace Kelly y a Audrey que a Kurt Cobain.
No son los populares 60 con los Beatles, el LSD, las minifaldas, Twiggy, Mary Quant, el Papa escandalizado, la quema de sujetadores y mayo del 68 francés como una primavera joven ni se acercan a la mente estética e ideal de los 50s en los que las reglas de sexos eran más claras y más divertidas y estilosas. No son los 80s saturados que se hallan en las carnes de los que pagan la ropa y la usan. Son un punto de partida.
Tienen encanto. Claro. No tienen a Studio 54, Warhol, Woodstock, Viviane Westwood ni a los excesos ya totalmente decadentes de los yuppies puntocom pero tienen aire de hippie que dura y de serios profesionales.
No somos comunistas de pura cepa ni hippies agitadores que sólo fuman maría al sol.
Un equilibrado y sano concepto.
A Armani parece gustarle el concepto. Son mujeres respetables, con oficio y beneficio pero con vida propia, amores, vida social y una moral a tono con la sociedad y con la individualidad. Pueden leer a Camus y preocuparse por las raíces del pelo. Pasear por la Rive Gauche de YSL y comprar en un brocante un trapo de lencería del XIX por tres francos.
Claro. Tienen encanto.
5 comentarios:
De pequeña, soñaba con ser una mujer Armani :)
Ahora más mayor quiero ser party girl Armani.
XXX
Independientemente de la década, siempre me gustan sus colecciones. A veces me gustaría ser una mujer Armani. Otras, me conformaría con poder llevar un vestido suyo. Precioso post, Holly
Besos desde Estella.
Pau. Qué encanto de comentario. Yo creo que ya eres una chica Armani. :) Un beso
Isabel. Tiene prendas preciosas. Debo reconocer que no todas y que vestir de Armani siempre podría matarme del aburrimiento pero es elegante, chic e incluso a veces alocado. Y con estilo. Un beso
Gracias Holly :)
Pau. Un beso
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