Está basada en una obra de Oscar Wilde, en El Abanico de Lady Windermere que versa, en cuatro actos sobre la vida de una buena mujer. Pero se sitúa en los años 30s, desembarcando directos de América en la Italia que acaba de vivir la crisis del 29 y en la que Mussolini reinaba sin que nadie lo supiera.
Estados Unidos en los años 30 estaba en la Gran Depresión y se hallaba interrógandose a sí misma sobre el capitalismo. Pero la nuestra, es la historia de los ricos y famosos y no de los pobres e infames. O, bueno, al menos, prácticamente.
Las mujeres en los años 30s tienen las faldas más cortas y pueden votar pero viven en un mundo en el que no ha cambiado nada. Ellas siguen siendo llevando faldas y ellos pantalones.
Dice Estella Erlynne que hay dos tipos de mujeres, "las que alegran con su llegada y las que alegran con su marcha" y que ella, pertenece a los dos tipos. Alegra a los maridos cuando llega y a las mujeres cuando se va.
Pero, a veces, nuestros angelitos de la guarda, se vuelven traviesos y se descuidan y, en la sociedad de clases del capitalismo, la rueda de la fortuna cae en la mala chance.
Y uno tiene que hacer de tripas corazón.
Y vender las joyas para cambiar de vida.
Porque, cuando Dios cierra una puerta, abre una ventana.
O eso dicen.
Pero, eso no es lo importante.
Todo lo que diga sobre la maravillosa obrita de Oscar Wilde, va a ser como las traducciones que cuando son fieles no son bellas y cuando son bellas no son fieles, va a empañar la gracia de la obra y va a ocultar el misterio y la maravilla que tiene en su desarrollo.
Hablo poco de la moda masculina (menos aún de lo que hablo de la moda femenina a secas) pero cuando pienso en hombres, me viene a la cabeza la elegancia despreocupada y el vestir bien, sin más, de los hombres que son elegantes cuando no les recuerdan por la ropa sino por lo que dicen, viven o ríen.
El Mediterráneo, da esa elegancia a las personas que nacen en su entorno, que es tranquila y chic al mismo tiempo. Hace viento como para llevar pañuelo y nunca hace tan malo como para tener que ser prevenido y sacar un abrigo de piel. Puede uno llevar una chaqueta de seda ribeteada en terciopelo y no pasar calor o ir en manga corta y disfrutar de los rayos del sol. Y todo al mismo tiempo.
Las mujeres en Italia tienen esa sensualidad propia de las chicas que corren por la viña en su infancia, comen marisco recién sacado de entre las rocas y se tiran al mar y acaban oliendo a yodo y a sal.
Y lo que más me gusta de Italia es que en una esquina vieja, llena de carteles hay una tienda que cuando abren las cajoneras, llenan el ambiente de polvo pero que, al soplar para quitar la película que se acaba de posar de polvo viejo, aparecen guantes de seda de púrpura papal escandaloso o combinaciones lenceras sacadas de la mente de un erótico-festivo.
Los hombres en Italia pueden llevar traje gris, color crema o azul marino mientras sus mujeres llevan guantes en verano y piensan en alquilar una villa.
Cuando hay una fiesta, los hombres se ponen smokings negros, los camareros los llevan blancos, y el champagne huele a buganvillas que hay por los jardines de hierba fresca.
La moda italiana es más atrevida y suele hablar del sexo.
Se vive la vida cada día, al límite.
Los hombres serios, pueden seguir siendo serios en Italia pero son más divertidos.
Aunque el dinero no duerma nunca, a veces encuentra tiempo para echarse una siesta.
Italia es un gran pueblo, y todos los vecinos son cotillas.
Y la Alta Sociedad ociosa a veces es la más interesante. En los círculos del Todo París, del Todo Italia, entiéndanme, el mundo es muy pequeño y todos saben todo de todos. O creen saberlo o lo quieren saber.
Tengo que reconocer que el magnífico señor Windermere no me atrae mucho. Aunque es un hombre honesto. Como demuestra su mirada noble, fiera y calmada al tiempo, y su traje masculino. Pero es un hombre pulcro y cuidadoso. Eso está claro.
La alta sociedad siempre tiene algo de snob y además, está más interesada en los asuntos de los demás que en los propios. !Qué se le va a hacer!
Todo trabajo remunerado es poco honrado pero es muy interesante ser muy rico.
Stella se pregunta sobre los hombres y las mujeres con un vestido caro y escotado.
Impúdico, deliberadamente.
O quizás no. Eso depende de la imaginación, claro.
John, Lord Darlington es un truhán.
Y Lady Windermere es un santa con rizos de oro.
Y con el señor Windermere, forman un triángulo amoroso.
Está claro que John es un sinverguenza. Rico pero sin dar un palo al agua que sabe que es Italia, y, sin quitarse el sombrero de caballero, sabe jugar al poker con su mejor cara y cree que la monogamia es tener una esposa de más, igual que la bigamia.
Va vestido en la definición perfecta del sport.
Sofisticado. Masculino. Elegante. Chic. Con clase. Con mundo y sencillo al tiempo.
Sin duda, un hombre atractivo porque es un chico malo que, también es bueno.
A veces la vida da vueltas.
Muchas vueltas.
Y, hay que beber un trago, aunque sea pronto, porque en algún lugar del mundo, es muy tarde.
Todos vivimos en la misma charca, dice Wilde, pero algunos miramos las estrellas.
Y los italianos, llaman a esa tierra, la tierra de las sirenas por la Odisea de Homero.
Están convencidos de que cuando Odiseo se ató al mástil y resistió el canto fascinante y delicioso de las sirenas, los cuerpos de las mujeres con cabeza de pájaro, cayeron aquí.
Porque en los viejos cuentos, cuando un hombre vence a la magia, salva del peligro a todos.
Pero, volviendo al tema de la frivolidad, es que Wilde era un dandi, uno juega al golf con sombrero, con jerseys de ochos porque aquí tenemos alma de ingleses.
Y las señoras siempre son señoras.
Lo que me gusta de los caballeros de más edad, es la gracia despreocupada que tienen para dar la nota y hacer lo que les da la gana. Hemos perdido la elegancia de hacernos con un pañuelo, una leyenda.
Mientras los jóvenes viven en el murmullo de la carne.
"Las mujeres bonitas se van de compras cuando las poco atractivas lloran" dice Wilde.
Y cuenta que si uno quiere amar a las mujeres, no tiene que ver cómo se preparan.
Cómo se ajustan el vestido.
12 comentarios:
Gran película; una lástima que el glamour ya haya muerto ¿O no...?
Un beso
No he visto la película, ni he leído el libro. Pero después de este post tan bello, tendré que hacerlo.
"Las mujeres en los años 30s tienen las faldas más cortas y pueden votar pero viven en un mundo en el que no ha cambiado nada. Ellas siguen siendo llevando faldas y ellos pantalones."
Bellísima metáfora (aunque no sé si la palabra sea la correcta) que marca la pauta a seguir de tu hermosa narrativa que enlaza palabras con imágenes de una forma casi perfecta, las ideas y las imágenes fluyen suavemente dejando al lector con una sensasión suave.
Muchísimas gracias por este post tan hermoso.
Variopaint. A mí me encantó. El glamour no ha muerto. O siempre está vivo o siempre estuvo muerto. Un beso
Alexander Damien. Gracias a tí. De veras, muchas gracias. Un beso
Con reseñas así cualquiera no quiere ver la película. Además me gusta Scarlett.
Muy bonito.
!M querida!. ;) Lo sé. Por eso te lo dije. Un beso
Hay tantas cosas para decir... Solo dire que la mejor italia es aquella, poblada por ingleses ;)
Alphonse. !Que vienen los ingleses! :) Un beso
que grande eres holly
Anónimo. Gracias
precioso.
un abrazo
Humm
He visto la peli y he estado en Amalfi y en esa costa... increible!!
un besito
Rocio.
Rocio. Un beso
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