Cenicienta. Lo malo de la historia es que se vislumbra el fin muy cercano. Se sabe que en cualquier momento la única campanada terrible y atronadora trastocará el mundo. Que la princesa no es auténtica sino hecha de apariencias y se teme que el príncipe auténtico lo descubra. La historia de Cenicienta tiene algo de vanidad y frivolidad. La princesa hecha aparecer en la noche que se convierte en estrella y luego se acaba para volver a empezar.
La historia de Cenicienta parece sacada de un mundo de la Alta Sociedad donde las mujeres son bellas furias con cruce con arpías y los hombres príncipes azules entremezclados con canallas. Un día en el selecto club se cuela una joven desconocida y no se sabe qué sucederá. La historia de la Alta Sociedad es tremendamente repetitiva y aburrida, selecto club de ignominiosos cínicos se entremezcla con dinero, moda, estilo, sofisticación e ironía. Una especie de salida perpetua de la Iglesia el domingo entremezclada con una novelita de Wilde menos brillante.
Cenicienta aparece allí y todos cotillean. ¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuánto? son la divina trinidad. La vida siempre parece más interesante cuando es de otros que cuando es propia -dicen, claro- y la llegada de frescura a un mundo rancio siempre intimida y sorprende. La Alta Sociedad se encuentra anclada en un pasado más decimonónico que otra cosa, eso de "ser conservador es preguntarle qué hacer a tu bisabuela" y seguir el consejo, claro. Y como diría el refrán "no es oro todo lo que reluce."
Parecer de la Alta Sociedad es fácil. Los iguales se reconocen y un visto bueno supone entrar en el círculo. Si el círculo merece tal esfuerzo o no, ya es otra cosa. Una mueca de desprecio, una actitud algo irreverente pero siempre católica-apostólica, mucha fanfarronería, un poquito de falsa humildad al estilo "me puse lo primero que encontré", haber veraneado en Balli y caminar por los Hamptons suelen ayudar pero lo que realmente importa, es la apariencia.
La historia de Cenicienta parece sacada de un mundo de la Alta Sociedad donde las mujeres son bellas furias con cruce con arpías y los hombres príncipes azules entremezclados con canallas. Un día en el selecto club se cuela una joven desconocida y no se sabe qué sucederá. La historia de la Alta Sociedad es tremendamente repetitiva y aburrida, selecto club de ignominiosos cínicos se entremezcla con dinero, moda, estilo, sofisticación e ironía. Una especie de salida perpetua de la Iglesia el domingo entremezclada con una novelita de Wilde menos brillante.
Cenicienta aparece allí y todos cotillean. ¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuánto? son la divina trinidad. La vida siempre parece más interesante cuando es de otros que cuando es propia -dicen, claro- y la llegada de frescura a un mundo rancio siempre intimida y sorprende. La Alta Sociedad se encuentra anclada en un pasado más decimonónico que otra cosa, eso de "ser conservador es preguntarle qué hacer a tu bisabuela" y seguir el consejo, claro. Y como diría el refrán "no es oro todo lo que reluce."
Parecer de la Alta Sociedad es fácil. Los iguales se reconocen y un visto bueno supone entrar en el círculo. Si el círculo merece tal esfuerzo o no, ya es otra cosa. Una mueca de desprecio, una actitud algo irreverente pero siempre católica-apostólica, mucha fanfarronería, un poquito de falsa humildad al estilo "me puse lo primero que encontré", haber veraneado en Balli y caminar por los Hamptons suelen ayudar pero lo que realmente importa, es la apariencia.
Sobre eso sabe mucho el mundo de la moda. Da igual si tu traje es de prestado. Si las joyas son falsas. Si la grandeza es impostada porque hoy, ahora, puedes ser una princesa (o lo que tu quieras) con tu traje de Dior. La campanada llegará pero, ¿no queda tiempo aún para el desastre?. De eso se trata, ¿no?. De ser un sueño. Aunque se rompa el hechizo a medianoche como Cenicienta... Porque, amiguitos, si tu vestido es muy bonito de verdad, el príncipe llamará a tu puerta y te hará princesa para siempre. ¿Vale eso 12.000$?
16 comentarios:
Muy interesante y muy cierto, buen post.
Saludos ;)
Superficiales. Gracias. Un beso
me ha encantado esta reflexión, este cuento paralelo que nos has hecho ;) tiene mucho de cierto, por no decir todo.
Ellabella. Muchas gracias. Un beso
precioso post
Anónimo. Gracias
no creo que el vestido lo valga, ni ninguno en el mundo... lujos ineficientes
Fujur. Un beso
ay querida holly, ahora ya ni siquiera hay que comprar el vestido. uno puede alquilarlo. y el bolso también. y la cenicienta se cumple por completo con los corceles convertidos en ratoncillos al dia siguiente, una vez devuelto todo al arrendador.
Botica Pop. Bonito comment. Un beso
Yo creo, más bien, que esa puerta es fácil de franquear. Es cuestión de una estrategia bien diseñada, pararse derecha y tener una buena pronunciación exenta de vulgaridades. O quizá es una pizca de ese "algo" que hace de ciertos círculos de la Alta Sociedad tan fascinantes.
Besos!!
La elegancia no consiste en un vestido bonito la elegancia son pequeños detalles, hoy en dia TODO se malinterpreta, en el fondo la gente esta deseando formar parte de ese grupo selecto que se le llama conservador.
Y esta lleno de envidiosos que es el deporte nacional de este país.
Lo siento me parece el cuento un poco infantil y bastante visto, la gente no sabe como llamar la atención
AldO. Un beso
Anónimo. El deporte nacional yo creo que es la envidia y el desprecio por otra parte. Un beso
sin hechizos no hay magia, clave del encanto.
me encanta el edito
otro XX golightly
Humming. Es hermosa ciertamente. Un beso
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