Cerezas

Me gustan. Son chiquillas que ríen las de Armani. Sobrias, con sus conjuntos de domingo, van a misa con el catecismo en la mano, su madre con mantilla y rosario y su padre con unos bicolores de mafioso y sombrero y chaleco con cadena de reloj de oro en el bolsillo. Sus hermanos ya miran a las otras chicas y a ellas las miran los hermanos de sus amigas. En Italia siempre hay algo de radiante carnalidad en todo, en desprender las cerezas y llevárselas a la boca, en mirar furtivamente al gentío, en probar agua de la fuente, en correr para llegar el primero a la plaza...

Y mis muy correctas señoritas quizás no lo son tanto...

Sólo hay que mirar sus pantaloncitos temerarios que avisan de sus intenciones.