domingo, octubre 04, 2009

Pasión Gitana


Hablo de razas y amores. Pasiones. De gitanas de piel color aceituna que cantan a la luna pidiendo fertilidad y amparo. De cuchillos que atraviesan la carne trémula en un laberinto de sombrías tradiciones. De lo racial y lo especial. De lo antiguo y lo moderno y de los ojos marrones que suspiran entre llamas y ardores por lo que perdieron y por lo que no tuvieron.


De africanas. De tierra batida y humedecida. De pieles curtidas por el sol empapadas de sudor. Bañadas entre colores brillantes que resplandecen bajo el sol y se deslizan entre la piel. Emparentadas con la belleza elegante y grácil de las gacelas, fuertes y resistesten como las leonas, del mismo coraje y dignidad que las hienas. Salvajes, hermosas, pasionales.


En sutil equilibrio bajo el sol naranja que corrompe las tierras secas de África. Cargan sobre su espalda el peso de una vida y la desdicha de la sola obligación. El cántaro de agua salpica al piel ardiente por el calor. Sofoca la asfixiante atmósfera bajo la que se reproducen rinoceronte y elefante. Humedece las grietas desoladas de la tierra fértil y estéril, maldita y rica y siempre desaprovechada...


De italianas. Vibrantes como una ópera y sofisticadas. Pero de sofisticación natural. La piel huele a almendras y el pelo a olivo y miel. Las manos, callosas, y la piel devorada por el sol con color de haber vivido y ganas de vivir también. De italianas con pañuelo a la cabeza y risa escandolosa. Con mantilla, con mucha dignidad, con medallas a la Virgen, con escarfeos en el pajar y lencería de encaje. Y noche de bodas virginal.


De francesas. Que acumulan amantes y vicios. Que silencian delitos y cuentan perversiones que sumar a su lista. Que se regodean con la lluvia y se alegran con la oscuridad densa de los viernes noche en la ciudad de la luz. Que quieren arrancarle una sonrisa a la Mona Lisa y que no saben si arrancarse por bulerías o echarse a llorar en el Mar del Norte. Marineras de playa engaladas que bajan a sentir la arena de los pies con jerseys de lana gruesa y gorras de viejo lobo de mar.


De turcas. Delicias turcas y europeos aficandos en Marruecos que se pasean por el zoco y beben té de menta dejado calentar veinte minutos en tetera de cobre a fuego lento y sin azucar. Baratijas de oro y telas de cuentas barrocas que no saben que lo son. Sofás y canapés bulbosos, mentalidad oriental y horror vacui. Pobres disfrazados de ricos, ricos de pobres y progresistas de talibanes y liberales de retrógrados. Uno no sabe por dónde se va. Pero Marruecos es de color naranja.



De danesas y suecas. De corte regio y poco aspaviento. Frías al trato y de instinto reprimido. Austeras. Regias. Soberbias. Agenda y Palm. Piel reseca por el frío, alcohol de alta graduación y niebla brumosa por las calles grises y poco soleadas. Un rayo de sol y sonrojos. Seis meses de oscuridad y silencio. Tranquila resignación, deshumanizado orden y un extraño caos antiguo pero moderno donde no hay tradición ni consorcio pero, hay reposo. Sosiego. Paz.


De alemanas. Decadentes y austeras. Casi tiernas. Sublimes en el arte de la invisibilidad y de la profesionalidad ágil, fiable y segura. Y alemana, claro. Precisión cual reloj suizo. Muchedumbre y gesto adusto. Marca registrada y piso en el centro de la ciudad. Periódico matutino y poco sol. Vacaciones es España, colores oscuros como su personalidad. Oscura clariedad y clases de caridad.


Normandía. Jardines de un tono verde impresionante. Verde salvia y verde vida más hacia eucalipto que a verde prado o hierba recién cortada. Las personas son como los jardines. Punzantes y hermosos en una naturaleza espigada, severa, antigua, trasnochada pero radiante como un árbol. Sonora pero callada. Murmullo. Viento sosegado y lluvia. Mansiones piedra gris. Mesa de forja y té. Ingleses y franceses. Un carácter marino. Monedas en el pantalón y zapato bicolor. Nunca llevan gafas de sol y siempre saludan.


Escapadas de Rusia. Percha y mucha dignidad. Nada de desvalidos y un carácter digno de los grandes de su literatura. No son Kareninas y tampoco huevos de Fabergé. Pero son soberanas de luto y demás dolores. Sepelios. Visones y joyas. Refajo. Y antigua mentalidad. Y qué se le va a hacer si son trágicas...


Hablo de razas.
O, lo hace Dries Van Noten.
Que habla de unas mujeres muy suyas.
Y muy lejanas.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta Van Noten! Es un placer enterarse de los desfiles mediante este blog. Sigue asi Holly.

Holly Golightly dijo...

Anónimo. Gracias. Un placer

Ald0rad0 dijo...

Uzbekistán, Egipto y el sur de España. Mezcla de culturas, un buen corte y una colección bien calibrada. AMO a Dries.

Besos!

Holly Golightly dijo...

AldO. Un beso

Janet. A kiss

Pau(Rox) dijo...

Dries Van Noten, colecciona espíritus y los sabe llevar con una técnica de maestro.
XXX Holly

Hummingbird dijo...

y yo con ganas de dejarte un comment desde christian dior... (me sentía spam total). un abrazo de colibrí holly, una sonrisa y un XX! a ver si el otoño me despeja (y veo las colecciones) puedo saltarme v&rolf verdad?

Anónimo dijo...

¿Estás en un nuevo estilo o es algo esporádico? ¿O es una nueva fase?

Me gusta, en cualquier caso.

M., saludos.

Pau(Rox) dijo...

Hummingbird !!!
Has vuelto ?
XXX preciosa :)

Holly Golightly dijo...

Pau. Humming ha vuelto. :) Un beso

Hummingbird. Sáltate V&R. Y casi, si me apuras, todas. Un beso

M. Ni idea. Esto es una de esas cosas que ocurren. Así. Sin más. Voy a Bruno Frissoni. Un beso

alterego dijo...

Hasta ahora, muy flojito París. Menos mal que Van Notten no decepciona nunca. Bss.