Gracias, Gianni Versace

Hace diez años el mundo lloraba la pérdida de Gianni Versace, el diseñador de las amantes, por su asesinato en Miami. En este momento muchas cosas han cambiado, ya no es el diseñador que viste a las queridas si no el preferido para la Red Carpet por sus escotes desmesurados, sus cortes vertiginosos y sus prendas femeninas y sexies. De hecho, ya no es porque hace diez años fue asesinado por dos balazos en un Miami que aún no se había convertido en el nuevo Soho ni en Los Ángeles latinos. Versace era un hombre de acción, con una visión propia de la moda personal e irracional y, que le proporcionó tanto amigos como enemigos que, han llegado más lejos de la tumba. Jamás lo negó, vestía a las putas pero, son sus propias palabras; en Vanity Fair dijo a Armani, un buen enemigo, que “El Imperio Armani viste a las mujeres elegantes, Versace a las putas”. Aún dudo de si eso era un insulto para si mismo o para Armani…

Lo que está claro es que todas las grandes le lloraron desde Lady Di, que tras saber de su fallecimiento respondió paranoica: ¿Me harán lo mismo a mí? Nunca se supo si era rumor o verdad pero ambos corrieron un destino no idéntico pero similar y con dieciséis días de diferencia entre la escalinata de Miami y el túnel de París. Sólo había llantos verdaderos en el funeral de Gianni de su sobrina Allegra, pobre niña rica, porque los llantos de sus familiares eran fingidos y encubrían, la alegría por poseer el Imperio Versace que el dolor por perder al más grande showman de la moda. El testamento sorprendió a todos fuera como fuese porque Allegra era su heredera universal y Santo y Donatella los custodios del Imperio hasta la mayoría de edad de Allegra. A su otro hermano el arte fue lo único que le dejo. A su viudo, dio lo mismo porque él renunció.

“Esto no es un espectáculo” fueron las palabras más recordadas del entierro de Versace aunque la famosa cita no era cierta. Gianni era eso, espectáculo. Sus desfiles eran un ir y venir de supermodelos con las cabelleras poderosamente rubias, con el rostro impertérritamente altivo y luciendo modelos imposibles que cientos de celebrities querían hacer posibles en las Alfombras Rojas. Versace incluyó la vulgaridad en un vestidor elegante y el arribismo y los nuevos ricos formaron parte de un armario exclusivo y con el lujo caro y ostentoso de Versace. Claro que, decir esto es hablar en término light de lo que se llamó estilo putón y que identificó a los italianos con el show business y la moda excesiva: chaisse longe en leopardo y dorado.

Lo cierto es que Versace dio una bofetada a la moda, con fuerza y repercusión y convirtió a las actrices en nuevas críticas y maniquíes de la pasarela, a las modelos en supermodelos y en celebrities y a la moda en algo de lo que vivir, con lo que pervertir, divertir y con un lado económico y teatral, cómico, muy marcado. Versace era el anhelo de todas las strippers de cine o aquellas celebrities que lucían sus todopoderosos escotes y minifaldas en cualquier acto con garantía de foto. No se sabe como pero los imperdibles vencieron a las puntadas y eran la unión de su marca, la Medusa su símbolo y curiosamente la Grecia y Roma Clásicas su inspiración aunque siempre con un toque excesivo y con colores imperantes abarcándolo todo. Siempre excesivo era la consigna de Versace.

El Made In Italy era sinónimo de moda, glamour y actualidad de la mano de Versace aunque también de clasicismo con Armani aunque ya estaba Gianni para aclararlo: “Armani viste a las mujeres chics pero yo prefiero el show”. Sólo podía ser como ha sido, todos reunidos, todas las supermodelos, todos los diseñadores, todos los excesos en Versace, el ballet…

Siempre nos quedará el estilo Versace aunque Gianni no esté. Y, abro mi blog con una cita suya “ El buen gusto no existe” para recordar que, como Christian Dior mi máxima es la elegancia y, que su frase no es cierta aunque, estoy convencida de que en realidad no lo pensaba… Nunca se había visto a otro así y no se verá.