
Tienen fama, tienen glamour y son salvajes. La última sensación, consagrada, de las pasarelas tiene la esencia italiana y es que, el fenómeno Armani levanta pasiones. Personalmente, yo comparo a Armani con Amancio Ortega y es que ambos son Emporios y aunque cada uno se dedique a un público y sea idolatrado o consumido por la masa ambos venden diseños clásicos y eternos con cuidadas líneas estéticas y pautas sencillas y marcadas. Baja Costura Vs Alta Costura en un combate de pesos pesados entre, Emporio Armani y Emporio Zara y es que, aunque Armani sea el diseñador icónico de una generación de dandys a lo Richard Gere en American Gigoló y el nuevo couturier de la elegancia, Zara es la firma que ha marcado escuela y que ha creado pauta en menos de un cuarto de siglo con sus patrones estéticos y sus precios competitivos y apetecibles… Dioses de la moda pasarán a la historia aunque de diferente manera, uno se ha convertido en el Emperador de la moda gracias a sus líneas clásicas pero rompedoras y ese concepto actual y revolucionario de un pret a porter femenino para femmes fatales de la industria y la empresa y para hombres hedonistas y poderosos y es que, Armani es símbolo de poder… Claro que en el imperio Zara nunca se pone el sol, la moda brilla cada semana y su facturación es ágil y ejemplo de una industria rentable, provocativa y genial; viste cada esquina y cada armario y, aunque no invierte en publicidad su nombre suena en nuestras mentes no sólo como moda española sino como empresa icónica de un siglo, de una época porque ilustra el modo de pensar de la etapa actual, del capitalismo para todos los públicos del excentricismo vendido en cada esquina. Moda, moda y moda con aquella famoso cita de Warhol: Sell, Sell, Sell! Es el lema de una casa de Costura que ha revolucionado el mundo.

Decían los críticos del Imperio Zara que su gran baza es estar en cada esquina y tener esa inmediatez pero que jamás pasaría a la historia de la moda personalmente, creo que están equivocados, el Imperio Zara es moda y es historia por sí mismo. Es la gran baza comercial y el éxito de un siglo deseoso de novedades, hambriento de tendencias y moribundo de estilo… Ni campañas publicitarias, ni pret á porter ni la exclusiva Haute Couture se encuentran en el imperio de Zara pero, sus prendas están en nuestros armarios y su logo en nuestras mentes. Oí decir que, las prendas de Zara duran unos tres años y que eso no pasa con una prenda Burberry, Prada o Chloé pues son eternas y sus líneas siempre elegantes. Seamos racionales, ¿Quién quiere que un abrigo le dure para siempre si hemos sido educados en una sociedad de consumo? La duración de las prendas no es un problema puesto que antes de que sus costuras se abran o sus colores se pierdan, la siguiente temporada ya está en nuestros armarios y las prendas de la pasada no volverán a ser puestas, prácticamente, nunca. Creo que es una necesidad, si una prenda no tuviera, por así decirlo, fecha de caducidad, el consumo pararía. Todos sabemos que el eterno vestidito negro conviene tenerlo sellado por Chanel, que el audaz camisero y la falda azul marino años 50´s es privilegio de Dior y McCartney que, un chaquetón de piel siempre es elegante y que, conviene tener un puma negro exquisito de Farrutx. Pero, no queremos prendas de temporada eternas, pues la moda se reinventa, un estampado must have de primavera es desterrado en invierno, la falda lápiz del verano pasado es sustituida por los volúmenes balón de Balenciaga para el invierno y las prendas pasan de moda. ¿Para qué comprar resistencia cuando queremos tendencia?

De todas formas, aunque el Diablo Vista De Prada, la humanidad lo hace de Zara. Dijo John Galliano que corriendo por París pasó delante de un escaparate totalmente blanco, blanco impoluto, blanco chillón, blanco charol… y quedó maravillado. Los maniquíes vestían refinados Petites Robe Noire combinados con los últimos volúmenes, abrigos afrancesados y pumps o sandalias brocadas. Él cuenta que quedó maravillado y buscó el nombre de la firma, ni Balenciaga ni Prada… ¡Era Zara! Tenemos Balenciagas eclécticos en forma de pitillos o de rígidas blusas blancas, tenemos vestidos camiseros con puntillas onda Chloé, tenemos sandalias y culottes a lo Prada, vendemos verde flúor y tonos neón inspirados en Gaultier, estampado de Gucci a gogo… ¡No, no son los titulares de Vogue sino, las prendas que uno se encuentra si pasea por Zara! Unos los llaman clones, otros más críticos copias pero, pocos saben que muchas firmas venden sus patrones al gigante español puesto que, su público es fiel y no se “vende” a los precios competitivos. En mi opinión, Zara vende al mundo, Prada a los fashionistas aunque, la duda es obvia, ¿No se ha convertido el Pret á Porter en el status que comprar para los nuevos ricos? Zara democratiza la moda, el pret a porter la exclusiviza; mundos paralelos en universos diferentes pero con un único propósito: moda, moda y moda. Bueno, y ventas…
¿Será verdad lo que dijo Gianni Versace que “el buen gusto no existe”? Definitivamente, no. Imposible.



















