sábado, octubre 05, 2013

La Hora Del Lobo










Esta colección está dedicada a las mujeres que me inspiran y a la showgirl que hay en ellas, Emmanuelle Alt, Jane Birkin, Betty Catroux, Carlyne Cerf De Dudzeele, Coco Chanel, Cher, Grace Coddington, Sofia Coppola, Victorie de Castellane, Catherine Deneuve, Claude Lalanne, Julie de Libran, Lady Gaga, Judy Garland, Katie Grand, Juliette Gréco, Françoise Hardy, Zizi Jeammaire, Rei Kawakubo, Madonna, Liza Minelli, Kate Moss, Loise Nevelson, Edith Piaf, Miuccia Prada, Lee Radzwill, Millcent Rogers, Sonia Rykiel, Carla Sozzani, Elsa Schiaparelli, Barbra Streisand, Diana Vreeland, Viviane Westwood y Anna Wintour 
Ya sean extrovertidas o esotéricas, son las figuras que mantienen el  lenguaje visual vital. Su imaginación estilo, creatividad, talento, visión y voz han cambiado nuestro paisaje 
Cuando miro  alrededor de París no es la profundidad de la ciudad lo que me quita el aliento, es su decoración y la ornamentación lo que me deslumbra. No se trata de pensar, se trata de sentir. No puede haber ninguna sensación más profunda que esto cuando golpea. Mientras diseñé esta colección está sensación cobró impulso. El placer de deleitarse con el  adorno puro de la belleza por la belleza. Conectar con algo en un nivel superficial tan honesto como conectar con él a nivel intelectual. 
A la showgirl que hay en nosotros.
16 años después de su primera colección para Louis Vuitton, Marc Jacobs deja la firma con su última colección: verano de 2014, toda de negro (y pantalones vaqueros muy 2000). En medio de los rumores sobre su sustitución, apuntando a Ghesquiére, se despide con esta carta en la que, es bastante evidente, que Marc Jacobs se considera un estilista más que un diseñador. 

También es evidente que Marc Jacobs tiene muchas amigas en la industria (Kate Moss, Emmanuelle Alt pero no Carine Roitfeld, que no nombra, Grace Coddington y, sobre todo, Anna Wintour). Y, además, en lo que parece un sincerísimo homenaje a diseñadoras que le han inspirado colecciones enteras, nombra a varias de ellas (Rei Kawakubo, muy presente en su colección final; Viviane Westwood, Sonia Rykiel, Schiaparelli, que tanto le influyó en su colección negra sobre el circo de los 40, Chanel y Miuccia Prada, con quien ha compartido temática de desfile en muchísimas ocasiones y temas). 

Es sorprendente que, entre toda la fauna que ha mezclado aparezcan tantas mujeres vinculadas al mundo del espectáculo, con más o menos fortuna crítica (Lady Gaga -pfff-, Cher -maravilla-, Judy Garland -icono gay-, Liza Minelli -más de lo mismo- Madonna, Barbra Streisand o Edith Piaf, pero también actrices como la Deneuve y francesitas como Hardy o Jane Birkin y directoras de cine como la Coppola (falta Liliana Cavani) que siempre ha sido amiguísima de Marc Jacobs). 

Personalmente, lamento que Marc Jacobs no haya incluido a hombres entre sus "musas". Que ya, que él habla de mujeres, pero podría haber mencionado a diseñadores que le han interesado como YSL, Galliano o McQueen -y Philip Treacy- pero también a directores de cine como Hitchcock, novelistas como Tolstoi o pintores como Vermeer que le han inspirado varias colecciones de forma patente. 

En una colección tan negra, situada en los alrededores de una fuente, cabe plantearse que Marc Jacobs sabía de su salida de la firma (no como Galliano en Dior, gracias al vino) y que a nadie le pilla por sorpresa. Los rumores llevaban ya un tiempo fluyendo por la industria por lo que, la metáfora del agua, quizá sea correcta. También la que reflexiona sobre lo efímero y la vanidad ya que, en rigurosa laca negra, figuras de desfiles pasados (las escaleras mecánicas, el ascensor, el carrusel... estaban y el reloj, en concreto, se dio la vuelta al acabar el desfile). Lo que bien puede significar un final como un principio.

En principio, Marc Jacobs se vuelve a Nueva York a centrarse en su marca (que va a salir en Bolsa). Como en todos estos años no sólo no ha perdido la simpatía de Anna Wintour -la ha aumentado- sino que ha conseguido que varias de sus prendas (las blusitas y vestiditos de piqué, por poner un ejemplo del verano pasado o los vestidos con detalles lenceros este invierno) hayan sido mainstream, parece que MJ tampoco tiene mucho de qué preocuparse. Vuelve a NY con la lección aprendida. Personalmente, nunca he sido una gran defensora de MJ (del que se decía que obró su mejor colección cuando su equipo se encargó del desfile mientras él se rehabilitaba) pero no sólo me apena su marcha de LV, una marca que, sin ser Hermés, es marroquinería de lujo pero sin ropa y que, precisamente esa carencia de histórico, permitía a MJ obrar con total libertad y sin que nadie levantara ni una ceja.

Ahora, dieciséis años después de que empezara a trabajar, se despide con una colección de color negra, alejada de histrionismos y puestas en escena pasadas. Los cortes son, sin duda, poco modernos. Sobre todo esos pantalones vaqueros con ese aire tan 00: ni pegados al cuerpo, con la cadera en la cadera -pero ancha-, que ni es de los 80 ajustado para una valkiria sino un tanto noventero. Pero bueno, un funeral tampoco es exactamente un desfile de moda y, si un desfile de moda es un funeral, tampoco es tan tan funeral. Quizá por eso la gasa cubriéndolo todo, con grandes aplicaciones, o las plumas de pavo real... O el mono, con el logo de LV de Stephen Sprouse como si fuera body-art que llevaba Edie Campbell. En realidad, Marc Jacobs será recordado por esa colaboración. Y por nada más. Pero cómo hay que echarle de menos.





3 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial artículo.

Maribel dijo...

La lista de mujeres que le inspiran es impresionante y también irregular. Interesante artículo.

Holly Golightly dijo...

Anónimo. Gracias.

Maribel. Gracias. Estoy muy de acuerdo en lo de irregular. :)