miércoles, agosto 01, 2012

El Secreto De Thomas Crown





























El secreto de Thomas Crown es una película de finales de los años 90, cuando Sexo en Nueva York empezaba a hacer furor. Eran los años en que Patricia Field ponía de manifiesto que todo valía, que sí, que esos zapatos de setecientos dólares de, por ejemplo, Jimmy Choo con perlas, flecos y cristalitos se podían -y se debían- combinar con un vestido vintage de siete dólares rescatado en una maratoniana jornada de compras -aderezada con un Frapuccino de Starbucks (es un nombre que siempre me hace pensar en una librería, no sé la razón) y con covnersaciones picantes o sensibleras (eso al gusto)- de una partida defectuosa de Pucci de los 70s o incluso de Halston si eres ávida compradora. A comprarlo habías ido con un 2.55 de Chanel y con un juego de collar y pendientes comprado el domingo al vendedor de gafas de sol que espera al lado de los carruajes de caballos de Central Park. Ese bolso combinaba con los pantalones de algodón grises de pijama que llevabas para ir de tiendas y con el chaleco de lentejuelas moradas y, con ese look, cuando llegabas a casa completabas el de fiesta con, no sé, una riñonera dorada y unas bragas de La Perla.

Pues sí, así es la vida.

Sin embargo, en el caótico final de los 90s había más mundo aparte de los escarceos de Carrie and friends. Ese mundo era una mezcla, en Estados Unidos, de Oscar de la Renta, Marc Jacobs y Calvin Klein. Según la edad, el estatus, las aspiraciones sociales -arribismo, vamos- y el sueldo. Lo que sí que funcionaba era que los ricos lo eran mucho y que los pobres, bueno, ayunaban para pagarse una chuchería en Hermés. Los 00s ya no eran los años de las tops. Sobre todo porque Gianni Versace había muerto y también porque Christy, Claudia, Tatjana, Helena y Nadja se retiraron para ser mamás -agh-. Eran los años del reinado de Gisele y de Carmen Kass. John Galliano y McQueen hacían sus apariciones triunfales como buenos chicos malos sacados de Saint Martins y el Chanel de Lagerfeld era mucho mejor que el de ahora. Pero mucho. Mucho mucho.

A lo que vamos. Los años 90 fueron los que de verdad alumbraron una auténtica mujer trabajadora (en el sentido que nosotros damos al término). Es decir, la que dirigía el cotarro. Eran todo uno: guapas, agresivas, sexualmente activas y con un guardarropa de infarto. Un poco como Kate Parker de Armas de mujer. Ese tipo, casi dominatrix, imperaba. Al menos en el imaginario colectivo. A ese tipo responde Rene Russo en la película. Una atractiva investigadora para una agencia de seguros que busca un Monet robado -por Crown, aka Pierce Brosnan en su línea Bondiana-. Su vestuario está compuesto por ropa cara. Elegante y sexy. Hay por ahí alguna aberración estética del tipo Doc Martens que se cuela siendo fiel testigo de la época. El resto se puede llevar hoy perfectamente. Más que perfectamente. Lo interesante de este maniqueo punto de vista (Crown va siempre impecable también) es que el vestuario de los personajes refleja sus climas emocionales. Cuando Catherine se relaja, su estilo cambia a más desenfadado y cassual. También a menos elegante. Y, desde luego, a menos sobrio y severo. Bond -perdón, Crown- en todo momento -en casi todo momento- va vestido de típico hombre de negocios. La película deja claro que, la ropa, muestra quiénes somos. Que es nuestra... imagen de marca. Especialmente hay un momento dado en el film, por obra de Magritte, que es especialmente elocuente al respecto.

La otra cosa interesante de la película es que sale Esther Cañadas. Bella no, lo siguiente. Sin embargo, me quedo con Rene Russo porque creo que gana pese a que es mayor que la Cañadas y a que no es modelo como la española. En esta época Eugenia Silva también se divertía en Nueva York y en París. Y desfilaba en Dior subida en una locomotora, toda vestidita de india. Que se quemó, dijo luego. Ay reina.

10 comentarios:

Alphonse Doré et Noir dijo...

1º Me has robado la idea del post ;)

2º El personaje de Rene Russo es de los más interesantes con los que me he encontrado. No llega a dominatrix pero no le hace falta.

Holly Golightly dijo...

Alphonse. Las grandes mentes, que piensan igual. Supongo que, en mi caso, también vale para las pequeñas. :) En segundo lugar, quien roba a un ladrón tiene mil años -¿no?- de perdón. :p Así que... A mí me parece muy atractiva. Mua

fashion magazine dijo...

that is really,thanks you so much for taking the time to enlighten me!must of been tough in those styles.

Holly Golightly dijo...

Fashion Magazine. A pleasure. :)

Elisa dijo...

Como siempre, interesantísimo, Holly :)

variopaint dijo...

Quizá preferiría a Faye Dunaway y al malvado Steve Mc Queen haciendo de lo mismo ¿No crees...?

bssssssssssssss

M.

Holly Golightly dijo...

Elisa. Muchas gracias :)

M. Steve McQueen es genial. Soy refan. Pero en esta sale la Cañadas. Mua

Andres felipe bolivar jimenez dijo...

Espectacular Mente...

Como en tan espacios tan pequeños Puede haber Miles De Salidas!!!....

El Gusto Por El Arte.. :D
-Abre el Pensamiento de mas de Una Persona!

Andres felipe bolivar jimenez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
梁爵 dijo...

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