viernes, abril 27, 2012

La Reina


A todos nos gustan las mujeres poderosas. Lagerfeld dijo de la Schiffer que es una gran actriz de cine mudo. En mi opinión, la Schiffer solo es una gran actriz de instantáneas porque no aguanta en movimiento. No tengo ni idea de cuál es la razón. De Maria Antonieta decían que era una persona que solo existía en movimiento, que tenía mucha gracia en sus movimientos y que, por su carácter, su personalidad refulgía siempre que andaba, bailaba, gesticulaba... pero no cuando estaba en silencio, absorta, concentrada... Sin embargo, la Schiffer es justo al contrario. Los pómulos rectos, los ojos abiertos, la mandíbula endurecida, la clavícula hercúlea, las manos en tensión, el áspid proyectando sombras sobre el cuerpo, la serpiente de oro enroscada en el brazo sin atreverse siquiera a morder a tan bella dama... me encanta la Schiffer en este instante, encaja tan bien en una reina egipcia. Paradójicamente la germana no podría estar más lejos de aquella Cleopatra nubia o incluso de Nefertiti pero es la rubia, la alta, la esbelta y la sofisticada y acerada modelo, la única mujer de piedra, como si fuera una estatua egipcia. Sin duda, reina.

5 comentarios:

variopaint dijo...

Es cierto que las mujeres poderosas desprenden un atractivo especial: el problema es que no se sabe bien lo que es el poder, pues solamente se conocen sus efectos, bien sean beneficiosos o nocivos. el asunto de la fotografía es otro, pues sólo capta instantes infinitesimales que el ojo no percibe, de forma que esas tomas reflejan por lo común un sujeto que no existe en la visión habitual: en la fotografía solamente existe la “impresión” en su sentido lo literal de granos o pixeles que forman una imagen dependiendo del soporte que se elija. Por esa razón los modelos no son los poseedores de la obra, y es el artista el que capta lo que de interés tiene esa posición del modelo que le interesa a él, de forma que pueda hilvanar una historia con la imagen que poco tiene que ver con las intenciones o la actitud del modelo, que al fin y al cabo es un objeto “dirigido" literalmente también.

Recuerdo dos ejemplos para ilustrar esa idea: el primeroes un famosísimo pleito que puso una de la modelos de los famosos desnudos frontales de H.Newton (no recuerdo el nombre de la modelo) reclamando al juzgado una cantidad sustanciosa por “derechos de imagen”. naturlamente, la modelo perdió el pleito, ya que esa imagen pertenecía a Newton y no a ella, que cobró sus honorarios habituales por posar. El equívoco provenía de confundir lo que cobran otros personajes, famosos ellos, por prestar su imagen, ya famosa por otros conceptos, para vender productos. No era el caso, ya que esa modelo precisamente se hizo famosa (o no) a través de la obra de Newton. El segundo caso es una película protagonizada por la Schiffer a finales de los 80 (creo recordar que en compañía de Cindy Crawford) en la cual ambas resultaban irreconocibles, precisamente porque no posaban y querían mantener (mal) el hilo de una historia. También es posible que la historia en sí misma fuera atroz, tan atroz como la idea de contratarlas, pero el asunto es que aquello claramente no proporcionaba la idea que se tenía de ellas - particularmente de la primera- lo cual ofrece apoyo consistente a tu argumento. De forma que la Schiffer, como la mayoría de las modelos, sólo puede representar(se) mediante el estatismo sin argumento: el argumento lo proporciona el espectador y eso sirve tanto para fotografías como para desfiles. El hecho que se haya creado un “estilo de desfilar” - algunas recuerdan al hacerlo el “paso de la oca” de las tropas prusianas - refuerza ese sentido anónimo de las presentaciones de moda en las que el vestido sirve más que el desnudo (al fin y al cabo, es la ropa lo que se vende) aunque hoy día todo ese sentido esté cambiando y lo que se venda sean “tendencias” o “intenciones” ya que al final todas terminan comprándose la inevitable camiseta de Mango, aunque llenas de tendencias, eso sí.

Eso no obsta para que algunos linces - como el propio Lagerfeld -utilicen ola mitología y la historia en su beneficio ya que eso es un tesoro depositado en la conciencia colectiva, aunque también es cierto que a los mitos hay que ponerles alguna cara, una cuestión que ya descubrió Homero. Que se la ponga Schiffer o Lagerfeld sigue siendo una cuestión de cara aunque creo que es más bien de cara dura. En cualquier caso, y si hay que creerse algo, prefiero a Liz haciendo de Cleopatra, que me recuerda mi infancia y a Terenci Moix.

Un beso

Dovima con elefantes dijo...

Coincido contigo en que Schiffer es solo buena actriz en instantáneas. Para variar, Lagerfeld se hace eco de su ausente concepción del cuerpo femenino en movimiento.

La expresión de la cara de Claudia en la fotografía sólo es superable por la de sus manos.

Un saludo.

bedroom ideas dijo...

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tabaquismo dijo...

Claudia es buena modelo, para actriz nunca ha valido

Holly Golightly dijo...

Variopaint. Cómo me gustan tus comentarios. Liz Taylor fue una magnífica Cleopatra. Yo, y no es de mis actrices favoritas, opino que la Taylor era embriagadora. Lagerfeld es un hombre con talento, y yo no soy su gran defensora precisamente. Pero su decadencia es mejor que muchos esplendores. Que está en decadencia es evidente pero que ha hecho grandes cosas en la moda no lo es menos. Un beso

Dovima. Pues llevas razón. Las manos son sublimes. Un saludo

Bedrrom Ideas. Thank you.

Tabaquismo. Completamente cierto. Un saludo