jueves, marzo 03, 2011

SuperWoman


Hay una cosa muy interesante: los come backs, Cuando todo el mundo odiaba las hombreras y de los 80s "sólo quedábamos nosotros" como decían los diseñadores, el estilo de Versace el de la glamoamazona imponente envuelta en brillos y en minivestidos, en corsés con jaurías de leopardos y en sexo andante se vuelve imponer. Atrás queda la sofisticación delicada de Sofia Coppola y demás y de repente se olvida la fascinación minimalista, que sí, que más es mucho más. Decarnin en Balmain hace las mieles de Vogue Paris, Ghesquiere con sus cortes del futuro, sus palestinas sin ideología postmodernas y la modernidad tipo Re Movida madrileña sin Almodóvar ni Bibi se impone. Que si Moss es Cokate Moss que si Naomi pega a otra ayudante que si Schiffer vuelve a partir la pana en el mundo del modelamen. Que sí, que aquí están los 80s, ¿o no es cierto flamante directora de Vogue París, lady Alt?


Un par de temporadas antes de que a Tom Ford le de la venada y decida que lo Más es No Ser conocido, no ser quemado, que lo más es una publicidad de los años 50s y no de la década de los 00, los ochenta están más muertos que muertos. Queda Alt y su chachipandi que inmersas en la cultura de la protesta del 68 con mucha pancarta y poco qué decir, la cara lavada y unos tacones que llegan -y nunca mejor dicho- a París con un vaquerito rasgado se convierte en una estrella del ciber-ego-espacio. 


Pero, eh, no estamos tan muertos. Y no solo porque los punks sigan teniendo algo que decir ni porque los vaqueros sigan rasgándose antes de llegar a las tiendas. Salvatore Ferragamo ha presentado una colección en Milán para el invierno: los años 80s, un desliz de Superwoman, mucha feminidad de mano de hierro y guante de seda y una hiperejecutiva divina sin afección que es todo terrena en todos los sentidos, sin desvaríos líricos, y preparada para todo.


Y la verdad es que no se puede si no alabar el criterio de la colección. Temporada de invierno, señores, ni minivestidos, ni sandalias, ni tirantes. Tampoco cuellos altos, kilómetros de punto ni jerseys sacados de una pesadilla inglesa de un Nosferatu delirante. Nada de eso. Abrigos que abrigan sin pesar, prendas de cuero deliciosamente articuladas, pantalones masculinos que se adaptan a las formas femeninas como una segunda piel a la fértil cadera y blusas transparentes que hablan de la sensualidad itinerante, de la necesidad de ser amada sin desfallecer, del valor de la juventud y la aceptación de la madurez en su esplendor.


Me recuerda en algunas cosas a Yves Saint Laurent, sin ser agresiva, sin ser de hielo, sin ser carne trémula caliente en medio del fuego, sin nada de nada. Casi sin atrezzo, sin adornos. Que sí, "que lo díficil es vender una chaqueta negra bien cortada cada temporada y no una pesadilla o una fantasía que te deje con la boca abierta". Amén.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

me encanto tu reviu

PolPink dijo...

La primera imagen, el modelo es "wow!" me encanta, es genial, por esos modelos son por los que me gustaría ser mujer jejejejeje por eso y por lo tacones jajajajajjaa ¿Para cuando tacones para hombre? :P

Holly Golightly dijo...

Anónimo. Gracias

PolPink. Tacones para hombre lleva habiendo toda la historia, lo qu epasa es que tras la Revolución Francesa -más menos, mira a Saroky- se eliminaron del armario masculino. :) Mua

variopaint dijo...

Precioso!!!!!!!!

bsssssssssssss

M,

Holly Golightly dijo...

Variopaint. Mua

MissIndiestyle dijo...

Falta el bebe en brazos, suave.

Holly Golightly dijo...

Missindie. Un beso