sábado, noviembre 20, 2010

Masculinidad


Antes del aburguesamiento de la nobleza, los hombres se paseaban ejerciendo de pavos reales exactamente igual que las mujeres: terciopelos en verde lima, paño rojo rubí, seda rosa fresa, ante azul pavo real, encajes de oro y plata, cuero en tonos cobrizos, o zapatos verde esmeralda con pañuelos amatista y una riada de joyas, puntillas, hebillas, condecoraciones, pelucas y maquillaje.

Cuando los negocios se hicieron con el plantel de la nobleza, los hombres debían parecer serios y se pasaron a las siluetas de dandi, negras, rectas, limpias, elegantes, sobrias y austeras que dejaban en sus interlocutores la señal de su impecabilidad en su vida privada que ahora era más pública que nunca, ¿no?. Las casacas bordadas se convirtieron en abrigos de paño negro, los chalecos con aplicaciones de oro pasaron a ser sobrios trajes tres piezas de color ceniza, las camisas con chorreras, golas y puntillas se convirtieron en camisas blancas de popelín impecable con botones de nácar capaces de romper una aguja y, bueno, todo lo demás se volvió realmente negro.

La masculinidad parecía más masculina que nunca.

Luego, llegó poco a poco el pantalón vaquero, el free-friday, el Sunday time with family y las grandes cadenas que sustituyeron a los sastres, así como la madre o esposa que sustituyó a la confianza de Saville Row. Seguimos ahí, ¿no?. Lagerfeld apoyó a Slimane en su discreto -o no tanto- affaire con los chicos adolescentes, la silueta lápiz, los trajes estrechos y los cortes a láser. Pero... eso no supone nada. Para qué engañarnos, nos sigue gustando el viejo clásico de hombre-hombre ¿no?. Porque a mí también me gusta la mujer-mujer (nada de tísicas adolescentes).

20 comentarios:

eLeNa fLores dijo...

A esta etapa de la moda se le conoce como la gran renuncia masculina, según Flügel.
A mi sí me hubiera gustado conocer a esos hombres que sin problemas andaban llenos de plumas y colores estridentes.
Ahora veo que los hombres se interesan más en moda, pero nada como antes de la Revolución Francesa, sin duda.
Saludos desde Costa Rica,
@chaira_fashion

eLeNa fLores dijo...
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Holly Golightly dijo...

Elena. Un buen comentario sin duda enriquecedor. Un beso

Sara dijo...

Hola Holly, lo primero, enhorabuena por tu blog, tu manera de escribir es deliciosa y enriquecedora.
Coincido totalmente con tu último párrafo, y no se, si será que estoy en la cuenta atrás hacia la treintena o si será que me ha subido la fiebe Mad Men. Últimamente estoy obsesionada con esos hombres ataviados con trajes elegantes, demasiado engominados y rodeados de humo... Un saludo!

Holly Golightly dijo...

Sara. Muchas gracias. La verdad es que, personalmente, detesto el tabaco. Pero, llevas razón. Un beso

Hummingbird dijo...

me gusta la elección de foto para el post -foto estupenda por cierto.

'quisiera tener treinta años, vestir de negro y llevar un collar de perlas'

'si fueras así no estarías sentada en este coche conmigo' o algo así contesta Mr. de Winter.

vestirse para aquello que deseamos alcanzar pero también ser uno mismo que sino se corren riesgos de ir disfrazado y perder así toda posibilidad de atractivo.

creo que me he ido del tema del post... un beso Holly

Señor Don dijo...

Como animal,barroco anhelo esos tiempos,en que una peluca empolvada, un sombrerito de conzo y una casaca en un dulce damasco brocado, acompañado de un encaje de punto de aguja te completaba el ''fondo de armario'', me gustan los hombres rectos de trajes impolutos, pero no las corrientes que hacen ser, aquello que no deseamos ser cuando lo tenemos,adolescentes.
eso si vivan las perlas!

Holly Golightly dijo...

Hum. Te has ido pero es una intervención divina. Un beso

Señor Don. Llevas razón. Un beso

No soy Coolhunter dijo...
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Abraham Menéndez dijo...

A mi donde esté una Christina Hendricks poniéndome cual ñu con esas tetas que huele a verdad de aquí a 20 kms. o haya un McQueen de los de pollazo en segunda cita y empotramiento contra la pared, que se quite tanto Slimane y niñito ambiguo que no se sabe porque lado tira hasta que no le hace un primer plano.

La moda es amanerada de por si, pero basta ya de tanto edulcoramiento, los hombres queremos más Gandys, Ballous o Petit Jeans y menos niñatos recién sacados del after. Los hombres también queremos hombres que nos hagan soñar con un ideal que nunca seremos. Y que viva el traje sastre, coño!

Y si, definitivamente creo que yo también me he ido. ;)

Holly Golightly dijo...

Abraham. Christina Hendricks es una belleza absoluta. No obstante, a mi la ambiguedad me parece atractiva en algunos casos. Pero tienes razón. Un beso

Anónimo dijo...

Pienso que la gente no suele tener perspectiva histórica cuando se trata de moda y no sólo de moda masculina. Ocurre con los escotes que ahora se relacionan con mujeres fáciles por decirlo suavemente. En la época de la que hablas las aristócratas llevaban escotes de vertigo. Pero llego el puritanismo del siglo XIX, el aburguesamiento, la moral victoriana...

Holly Golightly dijo...

Anónimo. Llevas toda la razón, en el XVIII las mujeres llevaban tales escotes que apenas podía la tela cubrir el pezón del pecho femenino. ;) Gracias por tu comentario. Un beso

enterrement de vie de célibataire Paris dijo...

Il est si beau...

Julia

Holly Golightly dijo...

Julia. A kiss

ART TOY GAMA dijo...

Ey, muy interesante artículo... y más interesante aún las estupendas aportaciones ...

Yo la verdad no puedo aportar mucho porque más bien soy un neófito en estos temas y me limito a leer, escuchar, mirar, observar... y sobre todo aprender :-))

En este caso he descubierto tu blog hoy mismo y me ha interesado lo que he leído, creo que tienes otra forma de escribir, diferente, no sé, me ha dado :-)))

Saludos!!

Sergio de Mageritdoll

Holly Golightly dijo...

Mageritdoll. Gracias. Espero verte por aquí. Un placer

Nuevo Clasicismo dijo...

Lo que voy a exponer no es una teoría, sólo una impresión, seguramente no tenga ninguna base lo que voy a decir... pero tengo esa percepción. Creo que el cambio en la estética masculina se debió al miedo a la mujer, a lo femenino. En un momento determinado, los hombres rechazaron la femineidad. No por desprecio, sino por temor, por verse amenazados. Entonces intentaron parecerse lo mínimo posible a ellas. Y a veces pienso que para que volvamos a vestir como entonces, sólo hace falta que las mujeres se vistan como nosotros.

Un abrazo.

Holly Golightly dijo...

Pablo. Es posible que tengas razón aunque yo creo en la ropa unisex. Un beso

Fashion Estilo dijo...

Hola me gustó mucho tu blog, escribes super claro y me encanta las fotos, te felicito, me parece precioso, muy bonitas las fotos, te invito si quieres pasarte por mi blog, un beso...