Decía Diana Vreeland que "demasiado buen gusto cansa" y que "no hay que tenerle miedo al mal gusto" ni "a ser vulgar". Creo que es cierto, más cierto es aquello que dijo Versace de que "el buen gusto no existe". Siempre hubo genios. Y, claro, siempre idiotas.
"Horteradas" por Wednesday y "Horteradas que nos vuelven locos" por el Señor Quinquillero son dos volúmenes de algo que parece una enciclopedia. -!Temblad Diderot y D´Alambert!- Pero una enciclopedia no del mal gusto sino de, bueno, del horterismo que no es mal gusto sino gusto con otro matiz, con otra percepción y con otro jenesaisquoi pero de extrarradio o de centro o de... bueno, de otro sitio. Yo no tengo horteradas. Soy un templo. Como Cool&;Chic. (Y lo peor es que es verdad)
Y, ahora, confesado lo confesable, al grano: lo inconfesable.
-Las buenas historias. Yo que para los nombres soy una calamidad es mejor que los escoja sin pensar, de sopetón. Como Cool&Chic y que cuando la gente me pregunte que porqué ese nombre pues yo -me invente- diga que "quería una mezcla entre el hoy el ayer, entre la elegancia y las tendencias, entre la frivolidad y el narcisismo y la filosofía y el conceptualismo". Y así empezó la cosa. Luego siguió con Versace, pero esa es otra historia.
"Horteradas" por Wednesday y "Horteradas que nos vuelven locos" por el Señor Quinquillero son dos volúmenes de algo que parece una enciclopedia. -!Temblad Diderot y D´Alambert!- Pero una enciclopedia no del mal gusto sino de, bueno, del horterismo que no es mal gusto sino gusto con otro matiz, con otra percepción y con otro jenesaisquoi pero de extrarradio o de centro o de... bueno, de otro sitio. Yo no tengo horteradas. Soy un templo. Como Cool&;Chic. (Y lo peor es que es verdad)
Y, ahora, confesado lo confesable, al grano: lo inconfesable.
-Las buenas historias. Yo que para los nombres soy una calamidad es mejor que los escoja sin pensar, de sopetón. Como Cool&Chic y que cuando la gente me pregunte que porqué ese nombre pues yo -me invente- diga que "quería una mezcla entre el hoy el ayer, entre la elegancia y las tendencias, entre la frivolidad y el narcisismo y la filosofía y el conceptualismo". Y así empezó la cosa. Luego siguió con Versace, pero esa es otra historia.