Comienza para muchos la temporada de verano, climatológicamente hablando pero, para el mundo de la moda pronto comenzará la Alta Costura. Este año no va a ser lo mismo pese a que un mito, El Mito, ya no diseñaba Costura pues la enterró con él y, ahora reposa en un jardín de Marruecos. Pero, lo cierto es que el mundo de la Costura, la parte de la moda más ajena al circo mediático y más dedicada al arte, a la poesía, a la teatralidad, al pasado y al viejo savoir faire puede ostentar el privilegio de no ser democrática y de ser tirana. ¿Compradoras de Costura? Quizás coleccionistas de Arte, quizás visionarias del arte cotidiano excepcional, quizás admiradoras de la cotidianeidad perfecta o, sencillamente, millonarias. Cada vez son menos y, cada vez más, el ritmo poético de la Costura se vuelve prosa ruda y vana. Se democratiza el arte dicen, aunque lo cierto es que cada vez quedan menos dueñas de Costura…
Las pocas clientas de la Costura, esas damas que antes visitaban Ungaro; se excedían con Versace; soñaban con Givenchy, cenaban con Dior y reinaban con Chanel estrechando entre sus brazos la comparsa compañera de Saint Laurent al son del lirismo de Balenciaga y envuelta en el profano color de Lavin con la liviana gasa de Balmain cubriendo su cuello y sucumbiendo ante Schiaparelli; ahora son estrellas de Hollywood (ya no hay Adrian, ya no hay Chanel en Los Ángeles, ya sólo hay vestidos prestados y escándalos en la portada) y millonarias señoras de o princesas de Park Avenue. Aunque, de vez en cuando, definitivamente, quizás quede alguna Reina, Duquesa o Condesa de sangre azul y esposa de Príncipe Azul y no de magnate hotelero. La Duquesa, la Doña, ella…
Excesiva, frágil, hierática, fría como el hielo… Otra Mona Bismarck si la era del presente le dejara; ella también se encerraría en su habitación sin salir de ella como lo hiciera aquella al eclipse del aura de Balenciaga (el hombre que, no el genio) con el anuncio de la muerte de Saint Laurent, el hombre que, no el genio. Pero no puede. Quizás unas lágrimas, quizás el jueves vista de negro por el entierro del mito o, quizás simplemente suspire, beba un sorbo de champagne y mire con desvelo, de hito en hito, con una mano apoyada en la cadera, el vestido de cóctel negro del maestro pensando en el delirio de la prenda. Quizás se sonroje, pero, ahora tiene excusa para comprar todo lo posible del maestro porque, ella tiene esposo peor nunca fue vestida con los brazos del hombre al que ama.
Soberbia, sonora y decadente. La Duquesa. No tiene nombre, sólo título. No es mujer, es noble. No tiene ropa, tiene prendas. No teclea, escribe cartas. No tiene folios, tiene hojas con membrete. No tiene una guía de teléfonos amarilla o blanca a la que, si hubiera, llamaría listín sino que tiene una agenda donde apunta Todo el listín. (Bueno, Su Todo -París- Listín) No tiene una cuenta en las Islas Caimán, no tiene una caja secreta en Suiza; tiene un fresco en el techo de su palacio y, un DeLacroix adornado el tocador. C´est la vie.
La única pena es que vive en Italia. La Italia señorial que una vez al año se desplaza al Vaticano para presentar sus respetos al Papa y que, lejos de llevar una tarjeta de visita, lleva un traje negro -casi de luto- con, si el protocolo lo permitiera, un velo blanco escondido bajo un velo negro. No es reina pero, casi. Es Reina de la moda, reina de la Costura, reina de la nobleza. Es Duquesa pero, todos la llaman La Reina. Ella, de Italia, solo es Valentino. ¿Versace, Dolce “et” Gabbana, Prada o Pucci? Ella sólo conoce a Valentino y, ya se sabe el dicho, Valentino y cierra Italia.
Ella, que siempre quiso ser francesa, es italiana. -Es como Vogue Italia, que es italiana pero, como sus portadas demuestran, quiere ser inglesa (sajona o americana)- No importa mucho porque una vida dedicada a sí misma, al cuidado de su título y, al complejo concepto de un honor dieciochesco sumido en golas españolas y opulencia Versallesca, le ha llevado -¿qué si no?- a París. Haute Couture: Dior y Chanel. Savoir faire, educación y cortesía. Une fille, un estilo. Un idioma: el francés. Y, es que, por algo la moda es francesa.
Es una donna italiana, de esas que liquidan a su marido con ayuda de la mafia siciliana y que, lo mismo tienen una daga envenenada bajo su almohada que, un negligé de encaje perfumado. De esas mujeres cuya casa preside un escudo de armas, que tienen el nombre y apellido bordados en su pañuelo de encaje y que tienen ama de llaves -casi como la de Rebecca-. También tienen marido, pero le odian, le aborrecen, le detestan. Y líos con el jardinero o con el mayordomo pero, siempre tienen el labio perfilado y, la costura de las medias recta. Dama…
Quizás, un día de estos, su vida acabe en una maltrecha curva como la actriz princesa. Pero, hasta que eso ocurra, ella habrá vivido la vida que quería; que siempre quiso y con la que siempre soñó. El sueño de lo deseable, lo inculcado, lo heredado. La vida de la mujer que se casa con alguien que ya tiene una amante, de esa mujer que silencia sus llantos con un chaisse longue brocado de Luis XVI, de esa que bebe Dom Perignon y que hiela sus risas con un cigarro ceniciento guardado, sigiloso, en una celebrada pitillera de oro. La vida de alguien con las uñas lacadas, la vida de alguien que oculta su drama bajo el drama del llanto descontrolado por la rotura de su perfecta uña en vez, del callado por el llanto de la infeliz jaula de oro. La vida, o, eso dicen.
Quizás algún día pudo escapar de su perfecta bola de nieve cubierta de polvo dorado, quizás alguna vez pudo dejar su cama con dosel con sábanas de raso o de algodón egipcio; quizás alguna vez se arrebujó en un visón de su armario para huir dejándolo todo atrás sin siquiera perfumarse para aceptar con tiranía el “una mujer sin perfume no tiene futuro” de Chanel o, quizás luego, lo entendió y, dio media vuelta.
Dio media vuelta porque entendió que ella era diferente. No era una modistilla de Albany que a nadie tiene que rendir cuentas y, tampoco era una díscola heredera de esas que coqueteaban con el mundo del cine citté italiano. Ella era una señora. Infeliz, infiel, decadente, casi mísera pese a su riqueza pero, señora. Portadora de la nobleza italiana, dama, no mujer y, con su propio látigo. Dorado látigo pero, látigo al fin y al cabo.
Sabe dónde va a acabar el resto de sus días, lo que el látigo la permita vivir. Sabe que le queda poco tiempo, que la quedan años de decadencia, opulenta decadencia pero, decadencia. Sabe que sellará sus días atrapada en su claustrofóbica mansión, atada a su dorado sello pertrechado en su mano, el anillo. Y enterrada por el ruido sordo del golpe del tapón rodante de Chanel Nº5. Muerte del color de la sangre, muerte en Rojo Valentino. Muerte de duquesa, muerte…
26 comentarios:
Adorè tu post!
Genial,
Que tengas un lindo dia, saludos Lola
Si Claudia representaba la sensualidad inocente, Naomi la power-girl, la Turlington la belleza serena y la Moss la nuve cara del mundo, Sin duda Linda Evangelista es el espirítu de la arrogancia.
Lola. Muchas gracias. Un beso
Eduardian Guy. Linda está sobreactuada y excesiva pero, eso es Linda. Un beso
por qué Linda no me convence aún?
Linda no convence porque está muy mal operada, sin embargo me da igual, el edito de Vogue Italia me parece buenísimo, lo quiero ya.
Un saludo Holly.
Miss At La Playa. Lo que tiene Linda es esa magnífica sobreactuación, ese exceso que conmueve a las piedras aunque den ganas de llorar... Un beso
Señor Quinquillero. Es un edito buenísimo. Un beso mi querido.
Maravillosa siempre, y viva Vogue Italia!.
menos mal q no ibas hablar d YSL...
Lucio. Un beso (¿Cómo no te iba a gustar a tí el editorial?) Sale Linda... Un beso
Anónimo.Profano lo profanable, no es un delito. Pero no voy a hablar de el, sólo le aludo. Es diferente. Un beso
genial!
besos!!
me han encantado las fotos de linda, estará excesiva pero con un toque muy 'maria callas'. qué es lo que tiene mal operado? realidades lujosas en cuentos cortos.me encantan tus posts! a que no te lo había dicho nunca? xx!
onda y carisma. todo eso hizo que lea todo. agregame en tus blogs que te agrego.
Alucinado estoy con el edito de Linda. Sigue siendo la mejor. Quien tuvo, retuvo...
Saludos Holly.
Cuando Linda vuelve a Vogue Italia no es para hacer una marranada de portada. La última fue julio 2005 y la guardo como oro en paño, con ese número que marcó un antes y un después en los editos de moda con el editorial de 90 páginas sobre la cirugía.
Kira Fashion. Un beso
Hummingbird. Muchísimas gracias. Un beso
m. Ahora revso mis links. Un beso
Alterego. Una Top. Un beso
Señor Quiinquillero. Ese tandem engendro y genial de linda Y Meisel... Un beso
Hola,
acabo de descubrir tu blog y casi sin pestañear he leido las últimas entradas de un tirón.
Tu forma de escribir me ha impresionado y fascinado.
Nunca un blog de moda me habia resultado tan interesante.
Gracias,
tienes una seguidora más.
Greta.
Con tu permiso, cito en mi blog la entrada de Yves Saint Laurent porque no creo que pueda superarla :)
Linda, será siempre linda. Y como no..tenía que ser Vogue Italia. Beso
Me ha gustado el editorial, pero más tu historia!!
BESOS HOLLY!
Una dama que lo tiene todo y nada. Una verdadera dama.
Hermoso post, como todos.
Un beso,
Jesúz.
Por fín alguien que habla con popiedad, te encontrado por casualidad, intuyo una larga amistad blogeril.
Enhorabuena por el post, profundo, sensato y lleno de romanticsmo. Me alegra mucho saber que todavía quedan personas que aman la moda por lo que es y no porque es moda.
Greta. Muchas gracias. Es un placer leer comentarios como este. Un beso
C*.Con mi permiso y mi agradecimiento, no lo olvides. Un beso
Patri. El tandem, el duo, el trio y Prada de Por medio diría yo. Un beso
Lara. Muchas gracias. ¿Qué tal en Elle.es? Un beso
Jesúz. Muchas gracias. Un beso
PTP.Muchas gracias. Siempre lo he dicho, a mí no me gusta la moda. De hecho, la detesto. Detesto la "moda" pero aprecio eso otro, eso que llaman -tachan,casi- de moda pero que es arte, es sociedad, es cultura, es lírica, es ficción y es magia. Deseo.
Te espero para siempre, un beso.
Linda siempre será una grande, pero ¿soy la única a la que le parece que este editorial es una patochada? A mi excepto la foto del tocado/guante con los cachorros de carlinos alrededor, el resto me parecen vulgares.
Los perritos son como el de mi novio, que se llama Churchill. Te he "robado" las fotos para que las vea, ¡me ha hecho mucha ilusión!
Linda nunca me ha convencido...
Un saludo.
Di. El edito es una golosina para la vista y sólo produce una carcajada en la mente. Pero, risa de pena. Cae en el tópido. Un beso
Abril. Curiosa anécdota. Un beso
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