Karl Lagerfeld reaparece en un mundo que no puede olvidarle. Reaparece contando una historia e hilvanándola con la historia, con nombre propio, de Mademoiselle Chanel. Karl Lagerfeld une la que fue la primera colección con tema propio más allá de la belleza, lo exquisito o la Alta Sociedad de la trinidad de Cannes-Deauville-París. Karl Lagerfeld reaparece reinaugurando la temporada de pasarelas, de tendencias que fenecen y de cuentos con final. Feliz o no, ya saben. Reaparece con el idilio de Chanel en Rusia o, con el cuento de reinterpretar el evangelio de tela de Chanel en las finanzas de la jet. Jet que sabe a vodka y a lujo en tisú de plata, jet que sabe a misterios, a Kremlin y a color rojo rubí. Jet que sabe a frío, a nieve y a cúpulas esmaltadas. Jet que sabe a Oriente, a Occidente, a fin y a confín. Jet que sabe a Rusia, a grandeza, a monarquía, a invierno y a decadencia. Jet al fin y al cabo, jet en Chanel.
Gabrielle Chanel contaba una historia de princesas y príncipes destronados, de damiselas portando visones con la naturalidad de quien lleva un jersey, de diamantes, de astro rey y de decadencia, omnipotencia y vieja gloria. La historia de Chanel tenía un regusto trágico, un sabor triste y casi corrupto. Un sonido similar al de una bola de vidrio o a un huevo de Fabergé explotando contra el suelo y hecho un estallido de virutas y cristales, hermoso aún destruido aunque destruído.
Ésa era la historia de Chanel. Una Rusia elegante, sofisticada y grande. Altiva y orgullosa como las bestias heridas, magnífica, dorada, restallante y lujosa. Tirante y decadente. Ceñida, encintada, con la piel mojada y el cielo sólo alimentado por la luz de las estrellas. Una Rusia de príncipes y nobleza heráldica, una Rusia de misterios y de conflictos. Una Rusia brillante, cristiana, beligerante, combativa, medieval casi y campesina. Una Rusia de zares y dinastías. De terciopelos y armiños. De rojo, de oro, de azul pavo, de esmaltado brillo. Una Rusia elevada e inaccesible, un soneto inalterable, una cadencia, un compás frío, una bestia adormecida en el letargo de un sueño constreñido.
La Rusia de Lagerfeld sabe a otra cosa. Sabe a romance y a tendencia. Sabe a leyenda y a arte. Sabe a Bizancio y sabe a cuento popular. Sabe a tradición de princesas usurpadas y escondidas, a arroyos de hielo entre sacos de perlas y a San Nicolás. Sabe a blanco nieve, a rojo sangre y a burguesía y comunismo. Sabe a revolución popular, a sangre, a Odessa, a escalinatas, a pueblo pidiendo pan al zar y a divinidad. Sabe más a virgen y a Iglesia, a cirio y a ateísmo, sabe a tiara y a manto de Papa y sabe más a ricos y a pobres. Sabe más a la esencia de actualidad y a maniqueísmo que a Rusia unida y clamorosa, ferviente y devota.
La Rusia de París-Moscú sabe más a trampantojo y a vodevil que a palacio y a revolución. Es más calmada, más futurible y tendenciosa, más de despropósito y más a moda que la de Mademoiselle Chanel. Sabe más a reinterpretación por el prisma del tiempo añejo que a melancolía y anhelo, que a elegancia heráldica y dinástica. Sabe más a rojo sangre que a rojo pasión; sabe más a pan de oro que a brillo celestial. Sabe más a conflicto que a tradición. Sabe más a cuento que a historia. Algo tiene la historia cuando se vive (Mademoiselle) a cuando se cuenta (Karl Lagerfeld). Debe ser la diferencia entre narrar los versos del corazón y las puntadas de la inspiración a contar la leyenda de las Rusias o la idea del pasado de otro.
Coño.
ResponderEliminarYa dijo Lucio que éste era el mejor blog de moda de España.
Y lleva razón.
Desde aquí, un admirador.
Anónimo. Gracias. Te espero por aquí. Un beso
ResponderEliminarHolly creo que es la primera vez que te comento,y tengo que decirte que adoro tu blog.
ResponderEliminarLa coleccion, me encanta, me agrada ver algo diferente en Chanel.
Wow, excelente post. Me quito el sombrero!!
ResponderEliminarMe encanta tu blog Holly, un beso.
la sutil diferencia de los que saben ver, un beso
ResponderEliminarEs la primera vez que te comento, pero llevo mucho tiempo leyendote.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con el primer comentario, y no solo eso, sino que diría que es uno con los mejores textos.
Pese a tener opiniones encontradas con ésta iniciativa (la de Chanel), me gusta ver algo nuevo en la maison.
:)
Es que hay que cuidar los mercados emergentes con millonarios casados con señoras deseando ponerse un Chanel
ResponderEliminarUna puesta en escena digna de tus comentarios.
ResponderEliminarOtro de tus post inigualables.
Pasa buen finde Holly.
XXX
Es que no se si me gusta. Si no es Chanel, me gusta. Pero si Karl le da una vuelta de tuerca a lo mismo, me quejaría.
ResponderEliminarSi, creo que me gusta.
Como dice Di, hay que cuidar los mercados emergentes, la próxima vez nos iremos a China o India... ya verás.
Un beso, Holly
hola
ResponderEliminarme encantó tu mensaje al Quinqui recordando lo de que Julia ya tenía DVD,qué momentazo Oscars,no?
Felicidades por el momento Lucio¡
en cuanto a la colección del abuelo Karl,me parece todo tan cansino(que dirían los de Muchachada)hemos visto la revisión rusa todos los inviernos de un modo u otro y qué quieres que te diga,pues eso que me canso(de Rusia,de Chanel y de Karl)
de tu Blog no,por supuesto
abrazo Iluminado
AldOradO. Muchas gracias. Un beso
ResponderEliminarMaxxx. La sutil diferencia de la sutilidad entre el que ve y el que mira. ;) Un beso
Pelayo. Muchas gracias. Es un placer. Un beso
Di. Hay que cuidar las Rusias. Un beso
Pau. Muchas gracias. Un beso
Wednesday. Un beso
Haquiles. Yo también tengo DVD. ;) Muchas gracias. Un beso
Karly está perdiendo totalmente el rumbo. No se que quiere hacer ultimamente, pero esta Rusia vista por el no me gusta para nada.
ResponderEliminarDeben ser muy vendibles estas colecciones, porque de lo contrario ya lo habrían mandado a freir churros.
XX
Me encantó el blog muy buena información... Saludos
ResponderEliminarBeauty Hunter!!
esta colección no me gusta nada,muy a lo ruso ,muy rococó. besos!!!
ResponderEliminarIn Karl we trust. un beso!
ResponderEliminarRichard. Son más que muy vendibles, son la colección vendible. ;) En mayúsculas. Un beso
ResponderEliminarBeauty Hunter. Muchas gracias. Te espero por aquí. Un beso
Mario. Un beso
Aka Scrunchie. Qué grande es Karl. Un beso
tus rusias me han gustado mucho. me ha recordado un libro que tenía de cuentos clásicos rusos, y venían ilustrados con princesas, doncellas, campesinas y no sólo eso, muchos de los dibujos venían con ese toque bizantino de oro aquí y allá..., seguro que karl lo tiene. y yo no lo encuentro por ninguna parte! un abrazo, te vas de puente? XX!
ResponderEliminarotra pregunta... esa colección de cuándo es? es que las líneas prefall (ah, qué horror) ya empezaron?
ResponderEliminarHummingbird. No, no me voy de puente. ¿Adónde? Si yo aquí -ahora- estoy muy bien delante del ordenador con una Coca Cola y un helado. ;)Un beso
ResponderEliminarAldOradO. Es prefall 2009. Aciertas, ese horror. Un beso
Espectacular
ResponderEliminarA. Morgan. Un beso
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarOdio a Karl, y es verdad que ya llevamos unas temporadas viendo Rusia de la mano de D&G, Cavalli y demás en versión hortera...Pero si no me dejo llevar por la razón analítica y únicamente contemplo la colección, he de decir que me ha encantado, me parece preciosa y punto, que se le va a hacer.
ResponderEliminarElena. La coherencia es una mierda. ;) Un beso
ResponderEliminarTenía tiempo sin pasarme por aquí y tiempo sin leer uno de esos post exquisitos tuyos sobre alguna colección.
ResponderEliminarAmo las historias que cuentas junto a las fotos de pasarela. Es un contraste tan precioso.
Me regreso a C&C
A mi me gustó la colección, sí, me ha recordado a algunas otras de otras firmas -le han dicho Lacroix a medias- pero si la desaccesorizamos, sigue siendo Chanel.
Beso!
El Mitómano. Sólo es Lacroix para el ojo inexperto por el color, el brocado y el oro, el rojo y el negro. Por esa austeridad papal que es casi frívola. Muchas gracias. Un beso
ResponderEliminar¿Como Rusia puede ser cristiana?
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